junio 27, 2006

¿Y la clase media?

Particularmente, a mi no me tienen que dar muchas razones para no votar por López Obrador, pero en un blog sumamente crítico contra él, resaltan dos hechos que me llamaron mucho la atención: que en su discurso nunca jamás ha hablado de la clase media (que es la que más tiene que perder, según ese blog) y que tampoco nunca jamás ha tenido en sus prioridades el combate a la inseguridad pública, siendo que ese es el asunto que más preocupa a todo el país y que nunca ha mencionado porque es uno de los grandes fracasos de su gestión al frente del Distrito Federal.

Hay que leer de todo para emitir un voto realmente razonado.

Rebaja de camisetas

Esta noticia apareció el lunes en AM León, pero me quedé pensando en ella mientras manejaba hacia mi casa.
“El día de hoy ya vinieron a traerme dos playeras, que porque estaban rotas, pero yo creo que ya es maña de la gente, no se vale que porque haya perdido la Selección nos las regresen”, comentó molesto Mauricio Horta Vargas, gerente de Deportes Martí sucursal Centro.
Es el comentario del gerente de una tienda de deportes acerca de cómo se desplomó la venta de camisetas de la Selección Mexicana a partir de que ésta fue eliminada del Mundial.

Hombre, señor, me extraña que estando en el negocio no sepa que para comprar una camiseta no hacen falta sólo los 600 ó 900 pesos que cuestan, sino un amplio capital emocional y un afán de identificación que en el caso de nuestra Selección sólo se acumulan cuando ganan y se esfuma cuando pierden.

Imposible comprar una camiste de la Selección para lucirla los domingos, ni siquiera tiene un diseño tan padre como para hacerla valer como prenda de vestir. En ese caso, me quedo con el color vino de la casaca de Portugal o el naranja clásico de la de Holanda (la blanca con franjas diagonales al frente está horrible).

En esta época de Rebajas, parece que el jersey de la Selección también tendrá su 50% de descuento.

junio 26, 2006

Cállense, chachalacas.

Por fin, gracias al cielo, este miércoles terminan las campañas políticas. Agradezcamos a los mártires y santos, a las once mil vírgenes, a los ángeles y arcángeles, que ya dejaremos es ver y oír la retahíla de promesas incumplibles (como el aumento a los que ganan menos de 9 mil pesos), acusaciones ridículas (como la del "cuñado incómodo") , comicidades involuntarias (como el spot de Madrazo donde se orina un delincuente) y sombrerazos y patadas debajo de la mesa al por mayor (como... como casi todo).

Terminará ya esa letanía de estupideces y rasgamiento de vestiduras ("Ese anda regalando despensas", "Ese me despegó un pendón de un poste", "Auxilio, andan fraguando una elección de estado", "Yo no acudo a debates que no sean organizados por la autoridad electoral").

Qué fea forma de andarse gastando el dinero. ¿Hasta cuando vamos a esperar por una legislación que obligue a campañas más cortas y menos despilfarradoras? ¿Cómo podemos esperar que los políticos creen las condiciones para una política más decorosa, si eso depende de los políticos?) ¿O a poco yo con mi buena voluntad puedo hacer una ley y la apruebe el Congreso?

Por lo pronto, por lo menos, ya se van a callar.

Vale la pena

Este martes fue presentado el programa del 34º Festival Internacional Cervantino, una de las mayores citas culturales del país, uno de los banquetes artísticos más esperados y observados y, por lo tanto, que más difícil la tiene para complacer a todo mundo.

El último Cervantino del sexenio no es dirigido ya por Ramiro Osorio, pero sí quedó básicamente configurado como él lo dejó. Mini Caire, la nueva responsable del más importante festival multidisciplinario de Latinoamérica, ha tenido que terminar básicamente el entramado ejecutivo, sin haber tenido demasiado peso en la dirección artística.

Veremos pues, un festival de transición. No es seguro que Caire permanezca en el cargo una vez que tome posesión el nuevo gabinete federal, incluyendo las nuevas autoridades culturales, pero seguro que sería interesante poderla ver hacer un Cervantino totalmente a su modo, habida cuenta de la experiencia que tuvo al frente del Festival del Centro Histórico de la Ciudad de México.

Aunque el presupuesto del Festival es superior al del año pasado, eso no ha implicado que vengan demasiadas súper estrellas (de hecho, saldrá caro que no venga una: hay que pagarle como 250 mil pesos a Pina Bausch por cancelarle su participación, debido a que el Fórum Monterrey se echó para atrás en las funciones que le tocaban).

Si hay algo que se nota en el programa del FIC es su deseo de hacerse más popular, en el buen sentido de la palabra. No hace falta más que ver la programación en la Alhóndiga de Granaditas para notar el acento puesto en captar más público juvenil, más gente madura que le gusta la música mexicana y toda esa gente amante de la ópera que no se puede costear un boleto de Bellas Artes.

Como siempre, se alzan las voces críticas señalando la falta de los grandes espectáculos de los primeros años del Cervantino, olvidándose que las circunstancias son muy diferentes, empezando con que ya no está la hermana de un presidente de la República “puchando” para que el festival deslumbre con sus invitados ni que ya no estamos en las épocas de “administrar la abundancia”.

También está el hecho de que México se ha convertido en un escenario redituable para grandes espectáculos traídos ya como negocio y no como programa cultural. Sabiendo que el Bolshoi, la Filarmónica de Berlín, el Ballet de la Scala de Milán y hasta el Cirque du Soleil ya vienen cuando se les ocurre, el FIC ya no tiene la presión por basar su programa en este tipo de cosas.

Las quejas por la falta de estrellas también las ha padecido el Festival Internacional de Arte Contemporáneo. Mucha gente extraña a Diamanda Galás, Philip Glass, Pilobolus y Dead Can Dance cuando ve la “sábana” de programación, pero sí se ha parado en los espectáculos de Kanta Horio, Les Deux Mondes, Ake Parmerud o Nicole Mossoux, se dará cuenta de que los espectáculos memorables no siempre vienen detrás de los grandes nombres.

Antes bien, el FIC ha servido como prueba de que a veces pasa lo contrario, como cuando la Cuadra de Sevilla quiso hacer un espectáculo inspirado en “Carmina Burana”. La idea sonaba muy bien y el prestigio de la compañía española era buena garantía, pero a la hora de la verdad, el espectáculo quedó a deber.

Igual ocurrió cuando vimos el nombre del venerado director canadiense Roger Lepage en el programa y suspirábamos expectantes por un espectáculo revelador, pero en lugar de ello nos llegó su endeble “Casa azul”.

No sé ustedes, pero cuando menos a mí, muchos de los mayores asombros y encantamientos me los han producido en el FIC esa “bola de desconocidos” que llena el programa: Teatro Malandro, Fratres Trio, Vienna Virtuosi, Teatro Mladinsko o Deustches Theater.

Y ahora que hablamos del Deustches Theater, qué sorpresa que Alemania, el país que más cosas dignas de ovación ha traído al Cervantino en los últimos años, ahora sólo esté representado con un conjunto de cámara. Ok, ok, también iba a estar presente con Pina Bausch. Eso lo hubiera desquitado.

Por lo pronto, preparémonos a disfrutar del último Cervantino estilo Osorio. Nos queda mucho tiempo para comprar nuestros boletos y darnos cuenta de que el festival sigue valiendo la pena.

Publicado en AM León el 24 de junio de 2006.

Teatro guerrila

En la foto: Gina Alvarez en la obra "La edad de la ciruela", del Laboratorio Teatral El Golem. Luis Meza

El lastre más grave que acarrea la cultura en nuestra ciudad es ese que hace exclamar a mucha gente “Pues es que yo no me entero de nada”.

Habrá que preguntar ¿y te dejas enterar? Es muy fácil señalar la falta de recursos para promoción de la que adolecen las instituciones culturales como la razón de que la mayoría de los leoneses estén poco informados de la oferta cultural de la ciudad.

Pero también, pongámonos en el lado del receptor. ¿Tenemos el hábito de leer el periódico? ¿Vamos por nuestra cartelera de Alternativas? ¿Le ponemos atención a los carteles? ¿Tenemos registrada la dirección de las páginas web de los institutos de cultura local y estatal en nuestros Favoritos de Internet? ¿Sintonizamos aunque sea por accidente Radio Universidad de Guanajuato o TV4?

Ciertamente estamos hablando de medios limitados, pero no hay correspondencia entre decirse un aficionado a las actividades culturales y esconderse de los pregoneros que las anuncian. Es como decir que nos gusta mojarnos con la lluvia, pero cubrirnos siempre con el paraguas.

Uno de los casos paradigmáticos es el que se refiere a la cartelera teatral de la ciudad. ¡Sí, señor! ¡Existe! De hecho, en este momento, hay ocho funciones teatrales a la semana, presentadas por seis distintas compañías.

Claro, no espere verlas en los tres únicos teatros formales que hay en la ciudad. Estos montajes han seguido una táctica guerrillera, creando sus propios foros (como es el caso de Luna Negra y San Banquito) u ocupando momentáneamente espacios de ocio más diverso, como Contrapunto y Azul Magenta.

Quizá este último es el que menos le suene. Es un espacio relativamente joven en el boulevard Morelos (entre Juan Alonso de Torres y Valtierra), que por estos días está ofreciendo “Vivos mueren, muertos viven,”, un monólogo donde el protagonista sufre personalidades múltiples y adopta los papeles de personas muertas en vida.

Es una reflexión sobre la vida y los problemas del hombre contemporáneo, que se escenifica todos los sábados, a las 19:00 horas. El foro Azul Magenta se ubica en la sede de la Pandilla Escuincles, valiosa iniciativa de desarrollo infantil impulsada por Raúl Azcué, aunque el montaje es para toda la familia.

A fuerza de su actividad constante, es posible que esté enterado tanto de la existencia, como de la oferta del Foro Luna Negra y el restaurante Los Azulejos, sedes de las compañías leonesas Luna Negra y San Banquito Teatro.

En el primero se presenta cada viernes “La edad de a ciruela”, con el Laboratorio Teatral El Golem y cada sábado “Gays & the city de León”, con Luna Negra. Uno es una rememoración de la vida familiar con tintes de relato macondiano y el otro, un irónico montaje sobre la condición homosexual. Evítese el coraje y no acuda si piensa que Rolando Serdio está muy acertado en sus comentarios sobre los gays.

San Banquito está por estrenar el prometedor montaje “Divorciadas, evangélicas y vegetarianas”, una hilarante tragicomedia sobre tres mujeres maduras. A manera de preludio, está ofreciendo una brevísima temporada con el café-concierto “Máscaras, pillos y enmascarados”, los viernes y sábados, a las 20:30 horas.

Si desea acompañar la función con un cafecito, su opción puede ser Contrapunto, donde los miércoles se ofrece “Mitologías en la vitrina”, un montaje de Rita Carrasco donde se recupera el encanto de esas viejas ferias con sus criaturas mitad humano y mitad animal y sus adivinadoras.

Y si sus ratos libres se concentran en el sábado y domingo, el Centro de Artes Escénicas de León presenta en las tardes de esos días “Malas palabras”, un entrañable espectáculo unipersonal donde la protagonista hace un recuento de su vida a partir de que se enteró que era hija adoptiva. Le sorprenderá quizá que el escenario de este montaje es el Auditorio de la Escuela Normal Oficial, en Villa Insurgentes, pero la dirección de Héctor Castillo es garantía de un trabajo decoroso.

Para predicar con el ejemplo, este columnista se ha hecho el propósito de ver este fin de semana los dos montajes de los enlistados que aún no ha visto. Ya les contaré, pero por lo pronto, enterados están.

Publicado en AM León el 17 de junio de 2006.

Libros y futbol

Difícilmente le habrá pasado desapercibido que ya comenzó el Mundial de Futbol Alemania 2006. Ya hasta las fábricas se ha provisto de sus megatelevisores para seguir las incidencias del equipo nacional y seguir de cerca las batallas de los modernos cruzados en calzoncillos, que van en pos de un nuevo santogrial llamado Copa FIFA.

Tradicionalmente se ha considerado al fútbol y la cultura como enemigos irreconciliables. No son pocos los intelectuales que consideran al balompié el moderno opio de los pueblos y en alguna Feria del Libro, un notable escritor dijo que el fútbol tenía más fanáticos que cualquier libro.

Si todo eso es verdad, ¿entonces que hacía un respetable escritor como Juan Villoro al lado de los comentaristas de Televisa durante la transmisión de la ceremonia inaugural del Mundial? Pues lo que hace todo intelectual cuando se trenza con el fútbol: haciéndolo más interesante.

Si el fútbol es la épica de nuestros días, desprovistos ya del condimento de una Troya o el consuelo de un caprichoso Olimpo, qué mejor que los escritores para ponérnoslo en circunstancia. Pero aunque a muchos nos gustó ver a Villoro y escuchar que sus comentarios eran los más pertinentes, seguramente los pamboleros puros se habrán aburrido de lo lindo con el.

En nuestro mundo, los mestizajes conceptuales son la sal de la vida. Por ello, bienvenido cada vez que un artista o intelectual se llena las manos con las tripas del fútbol y nos lo muestra de un modo nuevo.

Particularmente, envidio por estos días a los alemanes, no sólo por la oportunidad que tienen de ver a los mejores futbolistas del planeta en la madre de todos los torneos futbolísticos, sino también por el espectacular programa cultural que acompañará el Mundial.

Dicha agenda cultural es un digno ejemplo de la fusión de ambos mundos: hay un oratorio de Moritz Eggert (pianista de vanguardia que alguna vez vino a León previo a uno de los primeros FIACs) inspirado en los cánticos de estadio de varias partes del mundo.

La obra se titula “La profundidad del espacio” y recoge como si fueran nuevos oráculos, las frase célebres de entrenadores y jugadores como Klinsmann o Toshack. El título mismo es una ironía: es lo que los comentaristas deportivos de la época decían para señalar el origen de los pases de Günter Netzer.

Ahora sí que, como diría don Angel Fernández, “me pongo de pie y me quito el sombrero”.

Fin de feria
Este es el penúltimo día que se podrá visitar la 17ª Feria Nacional del Libro. No ponga de pretexto el excitante partido Togo-Turquía (es un decir) para no ir. En todo caso, podrá conseguirse “Los once de la tribu”, recomendable texto de Juan Villoro sobre la cultura de masas, incluyendo, claro, el fútbol.

Verdadero banquete para el bibliófilo es recorrer los más de cien stands montados en la Feria. Sorprende ver que ya no están instalados dos de los destinos tradicionales dentro de la exhibición editorial: Gandhi y El Rebusque, que entre su alud de saldos, con bastante frecuencia incluían deleitosas joyas a precio de baratija.

La buena nueva es que Gandhi ya no puso stand en la Feria, porque ya tiene librería completa en la ciudad. No hizo tanta propagando como El Sótano, pero ya está ahí, lista para contagiar al Bajío de ese sello particular del emporio fundado por don Mauricio Achar.

También es grato ver, haciendo su debut en sociedad, al proyecto del Centro Cultural Guanajuato. Ciertamente se ha ventilado bastante en los medios (especialmente en El Cubo, ¿a poco no?), pero la gente tiene ahora la oportunidad de verlo “de bulto” en la exhibición de sus maquetas montada en el vestíbulo del Poliforum.

La Biblioteca Central, primer elemento del conjunto, ya también anda haciendo presencia. Tiene un stand dentro de la Feria donde ya se pueden ir pidiendo informes sobre lo que tendrá y además participa con un taller para niños.

Enhorabuena por Ariel
Desde “La profundidad del espacio”, Ariel Muniz debió haber visto con alegría la presentación de su libro “La construcción y otros cuentos”, el primero de sus volúmenes póstumos y el primero también, del renovado programa editorial del Instituto Cultural de León. Enhorabuena por ambos.

Publicado en AM León el 10 de junio de 2006.

Una buena racha

Antes que nada, una disculpa a los accidentales lectores de esta columna y plana por la ausencia, no anunciada, de este espacio la semana pasada.

Como alguno habrá sospechado, la edición especial dedicada a la presentación del proyecto ejecutivo del Teatro del Centro Cultural Guanajuato absorbió todos los afanes y tensiones de este escribano, que promete solemnemente tener un “colchoncito” para la próxima.

El magno teatro con capacidad para mil 500 personas diseñado por Augusto Quijano, fue precisamente la más importante noticia cultural de la semana pasada. Y no es para menos, se trata de la pieza estelar del ambicioso complejo cultural que a partir de este verano podrá empezar a verse dentro del polígono del Poliforum.

León ya se merecía un teatro de altura. No es por menospreciar al viejo y leal Manuel Doblado, pero en muchos sentidos el a veces sobrestimado “Templo de la cultura leonesa” se estaba quedando atrás respecto a las necesidades del público y espectáculos de hoy en día.

No hace falta mas que ver las largas colas en el sanitario de mujeres del Doblado en los intermedios de alguna función, la falta de estacionamientos que funcionen hasta que cae el telón y la modestia tecnológica de su equipamiento, para darse cuenta de que el recinto de Pedro Moreno y Hermanos Aldama ya necesita un “partner” que le eche una manita.

Nadie podrá discutir el papel como patrimonio arquitectónico que tiene el Doblado y es precisamente ese rol el que hay que preservar aligerando un poco su carga de trabajo para que se conserve mucho más. A eso ayudará el Teatro del CCG, que además, podrá recibir espectáculos que ahora ni de chiste caben en el Doblado (sólo hay que recordar cuando Luis de Tavira sugirió tirar una barda para que cupiera la escenografía de una de sus puestas en escena).

Qué bueno que el Gobierno Federal ya se apuntó con sus 200 millones, la mitad del costo total del nuevo recinto, para iniciar cuanto antes la construcción. Ojalá que los trajines de cambio de administración no le pongan piedritas en el camino a la conclusión de esta obra que, si todo sale bien (como todos esperamos que salga) estará levantando su telón a principios del 2008.

Tren librero
La buena racha del título, no se refiere tanto al proyecto del Centro Cultural Guanajuato, sino al cúmulo de buenas nuevas relacionadas con el libro que han surgido en los últimos días.

El fin de semana pasado abrió la sucursal en León de la prestigiada Librería del Sótano, ese reducto bibliófilo que era, junto con la Gandhi, una de las razones para visitar la Ciudad de México y traerse, como una perla encontrada en un rincón, esos bellos libros de Taschen por menos de lo que cuesta un par de idas al cine.

La alegría por la llegada de El Sótano (nótese lo contento que está este columnista de no tener que usar la chocante fórmula de “una conocida librería”) se acompaña por el anuncio de que en unas semanas más también abrirá sus puertas Gandhi, paradigma de libros buenos, bonitos y baratos.

Por si eso fuera poco, anteayer la Universidad Iberoamericana inauguró la librería universitaria Gonzalo de Tapia, la primera de su tipo dentro de las instituciones de educación superior de la ciudad. Ciertamente la UIA es quizá la única universidad de por estos lares que puede darse ese “lujo”, dada la abundancia de su producción editorial que ahora está más cerca del público en general, no sólo de su comunidad estudiantil.

El tren de esta buena racha de libros lo completa “una conocida feria del libro” que precisamente hoy abre sus puertas en el Poliforum y que será epicentro cultural de la localidad durante la siguiente semana.

Ciertamente la existencia de librerías y ferias del libro no hacen en automático que todo mundo lea, pero sí que hacen la vida más fácil para los que ya tienen el gusanito por leer algo más que las aventuras de niños magos, ratones roba queso o jóvenes en éxtasis. Ojalá que todos estos nuevos abrevaderos de letras nos hagan más palpable lo evidente: leer es un placer.

Publicado en AM León el 3 de junio de 2006.

Megabiblioteca

La noticia más relevante en el ámbito de la cultura nacional esta semana fue indudablemente la inauguración de la Biblioteca José Vasconcelos, popularmente conocida como la “Megabiblioteca”, en la Ciudad de México.

La que es considerada la mayor obra cultural del gobierno de Vicente Fox es la más ambiciosa biblioteca en Latinoamérica, merced a su medio millón de volúmenes de acervo inicial (que se ampliarán hasta los 2 millones en el transcurso de los próximos 0 años) y su capacidad para atender a casi 5 mil personas simultáneamente a través de sus 4 mil puestos de lectura y sus 700 terminales de computadora.

Aunque encomiable y digna de festejo, la Vasconcelos enfrentó muchas suspicacias y críticas. Como es casi tradición, no faltaron quienes dijeron en que lugar de gastarse los más de mil millones de pesos que costó en una sola obra, mejor se hubiera empleado ese dinero en fortalecer la red de bibliotecas públicas ya existentes. No faltaron tampoco las acusaciones de que el inmueble se convertiría en un elefante blanco y el comentario sarcástico de que era curioso que un presidente que no conocía a Borges fundara una biblioteca.

Quién esto escribe escuchó alguna vez de boca de uno de los funcionarios del Guggenheim Bilbao, que el proyecto del ejemplar museo vasco enfrentó en sus inicios también muchas críticas, “sobre todo de los opositores al gobierno, puesto que esa es su tarea, oponerse”.

¿Se debió abrir una megabiblioteca o miles de minibibliotequitas? La opción número para acá su servidor es: una megabiblioteca y (así con conjunción) miles de bibliotequitas. Dado que eso es confiar demasiado en los Reyes Magos, mi preferencia número dos es una megabiblioteca.

Explico por qué. Los grandes proyectos son siempre más difíciles de poner en marcha, requieren mucha voluntad política y cierta dosis de audacia para saber afrontar las voces discordantes. Cualquier presidente va a inaugurar 100 minibibliotecas y si no las inaugura, pues apenas y alguien le reclamará.

Pero cuando se tiene la oportunidad de un megaproyecto, hay que apostar por él, porque quizá nadie más lo vaya a acometer en el futuro. No sabemos cuando se van a alinear todos las esferas siderales necesarias para que un proyecto de la talla de la Vasconcelos, del Guggenheim Guadalajara o del Centro Cultural Poliforum pueda hacerse posible de nuevo, así que hay que hacerlo ahora, hoy, hoy, hoy.

Necio es pretender que con sólo una megabiblioteca en la capital del país se puedan superar los modestos índices de lectura en el país. Esa es tarea para cuaderno profesional. Pero tampoco se puede menospreciar el papel simbólico y motivador que da tener una biblioteca de esa envergadura. ¿No es factible pensar que habiéndose demostrado que se puede hacer una megabiblioteca en el DF, surja el gusanito por hacer una parecida en provincia?

Más de alguna vez habremos leido esos comentarios de “Línea Directa” donde alguien se queja de que se construya cualquier cosa, “habiendo tantos baches que tapar”. La verdad es que si nos la pasamos tapando los baches nunca acabaremos de todos modos con ellos y sí cancelaremos las oportunidades más grandes, aquellas que jamás se logren repetir.

Concluyendo. No hay que cegarse a las posibles debilidades que pudiera tener un proyecto como la Biblioteca José Vasconcelos, pero tampoco hay que cancelarle su rol de parteaguas en la vida cultural del país. ¿Hace cuánto que la gran obra de un presidente era una biblioteca en lugar de una presa, un puerto o una refinería? Ya tenemos una megabiblioteca. Vayamos por más.

Ya viene la Feria
Este lunes se presenta el programa de la nueva edición de la Feria Nacional del Libro, la fiesta cultural más grande y con mayor tradición en León (fue establecida en 1990).

Ya el año pasado la Feria mostró una mejoría palpable como evento y logró recuperar una buena parte del público que había perdido en años previos. No nos queda más que desear que esta nueva cita con las letras refrende los logros de la edición previa y, si se puede, los supere. Hay que ir al Poliforum León a partir del 3 de junio.

Publicado en AM León el 20 de mayo de 2006.

A toro pasado

Tras una jornada que se extendió una docena de días, el pasado domingo concluyó el Festival Internacional de Arte Contemporáneo, cuyo balance en lo artístico fue bastante positivo, devolviéndole a las siglas del FIAC bastante de su brillo a veces perdido.

En esta edición del FIAC hubo de todo, desde momentos intensamente conmovedores, como el espectáculo “Memoria viva”, de Les Deux Mondes; hasta que sorprendían hasta aquel que presumía de haberlo visto todo. ¿Qué tal Ake Parmerud convirtiendo el Grever en una casa vieja a base de puros sonidos y total oscuridad? ¿O Kanta Horio con su bizarra coreografía musical de clavos y rondanas enervadas por un “pasón” de electroimán?

Hubo hasta rasgos humorísticos, desde una “Drag Queen” metida de guía de museo, hasta la runfla de técnicos interrumpiendo a la bailarina alemana Alexandra Naudet (en la foto) en el espectáculo de “Mouvoir” ¡y bailando “Holiday” de Madonna!

No se puede dejar de mencionar también la contundencia de la danza traída por Karole Armitage, que deslumbró con el poderío físico de sus bailarines y su traslación de la gracia caligráfica al escenario; o el enigmático hermanamiento entre la bailarina Nicole Mossux y una troupe de maniquíes en “Twin Houses”.

Sin duda ha sido un buen festival, que no obstante no logró tener un poder de convocatoria más acorde al nivel de sus espectáculos. Este factor podría hacer vulnerable al FIAC en el siempre cambiante contexto de la actividad cultural auspiciada por el municipio.

A los políticos les gusta más presumir que tienen llenas de gente las butacas que de calidad los escenarios, por lo que debería ser misión para todo aquel que valore una actividad cultural realmente propositiva apoyarla con lo que más vale: su presencia.

En los días previos al FIAC me topé en un foro de discusión de Internet con comentarios señalando lo atractivo que era el festival o pidiendo más información del mismo. Parecía entonces que el evento era tomado como digno de verse, pero a la hora de apersonarse en el teatro, la convicción ya no fue tan fuerte.

Ojalá primero, que haya siguiente FIAC, quede quien quede al frente de la administración municipal; segundo, que siga siendo de tan buena calidad como éste y tercero, que todos pongamos de nuestra parte para disminuir las butacas vacías.

Una raya más al tigre

Esta semana, el Museo Nacional de la Piel y el Calzado echó toda la carne al asador al presentar al arquitecto que habrá de diseñar su sede: nada más y nada menos que el Señor Enrique Norten, uno de los más importantes arquitectos de México y quizá el más reconocido actualmente a nivel internacional.

Norten saltó a la fama con sus diseños para Televisa y la Escuela Nacional de Teatro del CNA y actualmente tiene edificios en construcción en varias ciudades de Estados Unidos, Corea y México.

El mexicano es autor del plan maestro para el ambicioso Centro JVC de Guadalajara (y del Auditorio del mismo), así como del planeado Museo Guggenheim de la capital tapatía, por lo que, quede como quede su diseño para el MUNPIC, será algo digno de verse.

El museo zapatero, fieramente impulsado por don Jesús Vázquez desde hace varios años, se vendrá a agregar a la ya de por sí atractiva zona cultural del Poliforum, teniendo por vecino al Centro Cultural Guanajuato, por lo que tendremos un auténtico mano a mano arquitectónico en el lugar.

Enhorabuena al MUNPIC por pensar en grande.

Diez años diez
Este viernes inició el programa de festejos por el décimo aniversario de la Biblioteca Antonio Torres Gómez, esa ejemplar institución auspiciada por la iniciativa privada que, sin demasiada alharaca y guardando un perfil discreto, se ha convertido en un activo actor de la vida cultural de la ciudad.

La institución fundada por Roberto Plascencia y Laura Torres de Plascencia y dirigida por Concepción Sashida, estará ofreciendo a lo largo del año un variado programa conmemorativo con conferencias y recitales, arrancando el 26 de mayo, a las 19:00 horas, con una conferencia de la admirada Coco Flores Montúfar. Como diría Germán Dehesa. Aikir.

Publicado en AM León el 13 de mayo de 2006.

Siempre es hoy

Me apena cuando alguien me presenta como “crítico”. Me siento como si me pusieran de inmediato la mismísima piedra del Pípila, debido a la responsabilidad, sapiencia y dominio de la materia que yo les atribuyo a los verdaderos críticos.

Crítico es, no sé, Lázaro Azar, tan capaz de ver si un pianista se equivocó en el compás número tal o si se comió notas en la página x de la partitura. Crítica es Raquel Tibol, que sabe si un pintor novel se anda fusilando un detalle de otro artista menos famoso.

Yo no puedo llegar a tanto. Me asumo más bien como un espectador profesional, lo que si bien no me da mucha profundidad en lo vertical, si me da más margen de maniobra en lo horizontal para cubrir más disciplinas y, sobre todo, me da un poco más de permiso para emocionarme.

Pensaba mucho en el componente emocional de mi trabajo cuando el pasado martes acudí al espectáculo “Memoria viva”, presentado por la compañía canadiense Les Deux Mondes como parte del Festival Internacional de Arte Contemporáneo.

Como esa misma puesta en escena ya la había visto hace cuatro años, cuando vino por primera vez a México durante la edición en curso del Cervantino, creía que no iba a pasar dentro de mí mayor cosa. Después de todo, los espectáculos siempre saben mejor la primera vez.

Grande fue mi sorpresa al constatar que desde el primer momento de un espectáculo que ya había visto, se me puso la carne de gallina y conforme avanzó la representación me asaltó una mezcla de sabrosa melancolía y nostalgia por el futuro. Era casi como si lo estuviera viendo por primera vez.

En escena las diferencias entre la función del Cervantino del 2001 y el FIAC del 2006 eran inapreciables, a excepción de la actriz protagónica (Catherine Archambault en aquella ocasión y Evelyne Rompré en ésta). La diferencia más notable estaba dentro de mí. Yo no era el mismo de hace cuatro años.

Por primera vez, no sentí como una poética exageración esa sentencia zen que dice “nunca se cruza dos veces el mismo río” y por el contrario, sentí más cercano ese título de canción del maestro Gustavo Ceratti que dice “Siempre es hoy”.

Llevar cada noche a un bebé a su cuna termina por hacerlo a uno mucho más sensible a un espectáculo que hable de la infancia perdida, de lo mucho que significan los juguetes y del peso de los recuerdos. Ese es el detalle que me hizo diferente espectador de “Memoria viva”, el río que crucé era el mismo, pero diferente y me abrió otras puertas para conmoverme.

Mi experiencia no tiene nada de única. Nuestra evolución personal nos va reconfigurando internamente casi sin darnos cuenta, de tal modo que las cosas que antes nos gustaban ahora nos abochornan; las que nos parecían despreciables, ahora nos divierten y las que nos parecían sorprendentes a veces se vuelven rutinarias.

El punto es que debemos ser capaces de retarnos a nosotros mismos. Ponernos ante una obra de arte como si fuera la primera vez y dejar que nos suceda lo que tenga que suceder. Como diría Germán Dehesa, dejar que la vida nos haga de cosas.

Ojalá que estos días de FIAC nos hayan ayudado a darnos la oportunidad de sorprendernos y conmovernos, más allá de que consideremos que el arte contemporáneo es extraño y poco amigable. Más allá de que digamos, “Ay, eso ya lo ví”. La verdad es que siempre es hoy.

En mayo son las inscripciones
Esta semana inició el período de entrega de fichas de la nueva licenciatura en Cultura y Artes que ofrecerá
la Universidad de Guanajuato en la escuela que se instalará dentro del Centro Cultural Guanajuato (Poliforum).

Es digno de aplauso que se ofrezca esta atractiva alternativa a los jóvenes que deseen formarse profesionalmente en el campo de la cultura, aunque no deja de llamar la atención lo insólito de combinar en un solo programa lo que en otras latitudes serían entidades separadas: la creación artística y la gestión cultural.

Ojalá no pase mucho tiempo antes de que se abran posgrados, puesto que gente interesada la hay. ¿Qué tal una maestría en crítica de arte? A lo mejor así, su servidor ya no se apena cuando lo presente como crítico.

Publicado en AM León el 6 de mayo de 2006.

junio 21, 2006

Celulares con cámara

Si acaso no se ha enterado, ya inició el Festival Internacional de Arte Contemporáneo, una de las tres únicas ocasiones en el año en León (junto con el Cervantino y la Feria del Libro), que ninguna agenda alcanza para abarcar todas las cosas dignas de ver.

El gran reto para el FIAC, ahora que ha retomado gran parte de la audacia y espíritu experimentador de sus primeras ediciones, es reconquistar a su público y acrecentarlo, más en estas nuevas fechas que podrían parecer tan poco ventajosas, pues apenas estamos regresando de vacaciones.

Con todo, el festival nos ha dado para ver cómo las vanguardistas que veíamos tan lejanas terminan con alcanzarnos. Algo que me llamó poderosamente la atención el día de la inauguración, fue el enjambre de teléfonos celulares y computadoras de mano que apuntaban al escenario donde actuaban Juan Sorrentino y Pepe Marriot para captar un video o una foto del momento.

Ese suceso tan trivial ahora, era impensable en 1994, cuando el FIAC realizó su primera edición. En aquel entonces los teléfonos celulares aún no eran artículos tan accesibles y eran ladrillotes de medio kilo que muy apenas servían para hacer llamadas telefónicas. Parece un abismo cronológico, ¡pero son sólo miserables 12 años!

Esa rápida apropiación de la tecnología es una de las cuestiones que el arte actual ha abordado de mil formas y el hecho de que hubiera decenas de pantallitas LCD iluminadas entre el público en la Plaza Fundadores, es el mejor homenaje para un festival que habla precisamente de la creación de nuestros tiempos.

Que la música electrónica volviera por sus fueros era uno de los pendientes de las últimas ediciones del FIAC, dada la gran trascendencia e impacto que tiene actualmente, donde no sólo es huésped de todo antro, sino también de otros festivales artísticos en el país y el mundo.

Aunque claro, este género acústico puede con toda justicia hacer suyo el popular dicho aquél de “aunque todos somos de barro, no es lo mismo bacín que jarro”, pues no es lo mismo un “punchis punchis” anodino y repetido por moda hasta la saciedad, que introspecciones atmosféricas más elaboradas como las de “Electrolinving + Autonomía”, el espectáculo inaugural.

Otro rasgo notable del inicio del FIAC (aparte de la irreverente aparición de la “Drag Queen” que explicaba los dibujos de Mario Méndez en la Galería Casa de las Monas), fue la participación de la firma de calzado Capa de Ozono como auspiciadora del performance del colectivo Maldita Primavera.

Siempre es bienvenido el patrocinio de las compañías privadas a un evento cultural (aunque tristemente es más fácil que patrocinen a un equipo de futbol llanero que un concierto, quién sabe por qué), pero aportar recursos creativos como lo hizo la empresa dirigida por Lalo Pons es un ejemplo digno de imitar.

Joyas escondidas
Algunos de los tesoros del actual FIAC no están en el flamante programa de espectáculos que desfila por los teatros Doblado y María Grever (los escaparates de lujo), sino un poco más escondidos.

Una de estas gemas es el ciclo cinematográfico dedicado al vanguardista realizador estadounidense Stan Brakhage, un cineasta casi legendario que fue el patriarca del género experimental en su país, gracias a su trabajo silencioso en un pueblito de Colorado, donde hacía cine de una forma muy particular: interviniendo físicamente la película: rayándola y coloreándola, además de editar frenéticamente y renunciar a todo afán narrativo.

No es fácil proyectar sus trabajos (que van de los pocos segundos hasta las 4 horas de duración), dado el celo con que sus herederos custodian su obra, por lo que el hecho de que el FIAC haya podido programar un ciclo con ellos es algo bastante notable y que provocaría las envidias de no pocos festivales fílmicos.

Los trabajos de Brakhage son demandantes con el espectador pero si quiere ser alternativo sin que le duela, puede acudir a Cinépolis Centro Max, donde se estarán proyectando tres de las películas más famosas del director chino Wong Kar-wai, actual presidente del jurado del Festival de Cannes. No se arrepentirá.

Publicado en AM León, el 29 de abril de 2006.

Adiós modorra

Ha llegado la hora de sacudirse la modorra del descanso de Semana Santa y Pascua y retomar el paso en las actividades culturales de la ciudad.

Cuando todavía algunos no terminen de desempacar, diversos escenarios de León estarán recibiendo este martes la duodécima edición del Festival Internacional de Arte Contemporáneo. Será una buena oportunidad para ver quién tiene más poder de convocatoria: si los DJs argentinos o los candidatos presidenciales (todos menos uno) puestos a debatir.

Los días que pasarán del 25 de abril al 7 de mayo serán la antítesis exacta de los últimos 14: la actividad cultural tendrá un ritmo febril por diversos frentes y habrá muchas cosas dignas de verse. No por nada, el FIAC es una de las temporadas de olas altas en las aguas de la cultura leonesa.

Con el programa del FIAC presentado a principios de mes por el Instituto Cultural de León deberían estar claramente convencidos de acudir aquellos aficionados al arte actual o los curiosos de las nuevas tendencias.

Pero hoy quisiéramos hablarle a los que militan en el bando contrario, aquellos que piensa que las pulgas del arte contemporáneo no brincan en su petate. Hay algunos prejuicios que sería oportuno desmontar:

1. “No le entiendo”. Las personas que conocen el rol de ser papás conocer bien esa emoción especial que da el provocar la carcajada de un bebé haciendo la cosa más absurda (como hablar dentro de un bote de plástico). ¿Usted cree que el bebé le entendió? Eso no fue pretexto para que no lo disfrutara.

El arte contemporáneo no es un examen. Cierto que muchas expresiones tienen una gran elaboración conceptual detrás, pero a final de cuentas están hechas para emocionar, justo como lo pretendían Mozart o Verdi.

2. “Es muy aburrido”. Para todo hay público. ¿Es usted de los que cabecea en esas bohemias donde todos cantan boleros con gran emoción? Aquí también opera la misma regla. No todas las cosas le gustan a todo mundo, pero informándose un poco puede descubrir que habrá cosas que será todo, menos aburridas en el FIAC.

¿Nuestra recomendación nada aburrida para los más incrédulos? “Living memory”, de Les Deux Mondes o “La edad de la ciruela”, de Golem o “Under green ground”, de Mouvoir.

3. “Eso es nomás para chavos”. El FIAC incluye espectáculos para personas ubicadas arriba y debajo del calificativo de “chavos”. Hay hasta actividades para niños, como los espectáculos de Danza Contemporánea de León y un concierto del Ensamble Ehecalli.

4. “Es bien caro”. Más de la mitad de los espectáculos del FIAC cuestan más o menos lo de un boleto para el cine y la localidad más costosa son los 150 pesos de Armitage Gone! Dance. Reconózcalo: pagó más por entrar a ese antro en Vallarta.

Si todavía tiene reticencias, recuerde que hay un bono especial que le permite estar en todos los espectáculos del programa oficial por sólo 500 pesos y no, no es oferta de Infomercial (¡Llame ahora!), sino real.

5. “Es puro ruido”. Pues… Bueno sí, muchas formas de expresión sonora actuales han incorporado elementos disonantes o de plano ruidosos como parte de su arsenal creativo.

Pero no todos los ruidos son desagradables. Puede usted apersonarse en la Calzada de los Héroes los días 5, 6 y 7 de mayo, a las 18:00 horas, para sorprenderse por una instalación sonora que hace escuchar de nuevo un ruido acallado hace algunos años: los pájaros que antaño poblaban las copas de los árboles (y abonaban generosamente todo lo que hubiera debajo) en ese paraje.

6. “Voy a estar muy ocupado”. Ok. Pero conste que le avisamos.

Danzarte
Otra institución que no dejará que sus alumnos “descansen del descanso” es
la Universidad de la Salle Bajío, que este lunes acogerá la tercera edición del programa “Danzarte”, un festival que se prolongará toda la semana para celebrar el Día Internacional de la Danza.

“Danzarte” es una “rara avis” en el escenario de los programas culturales universitarios, que a menudo se reducen a la manida Semana Cultural.

Comandado por María Elena Macías, el departamento de Difusión Cultural de la UDLSA se ha distinguido por salirse de ese arquetipo y tomarse la actividad cultural más en serio. Un ejemplo que ojala cundiera por todas las universidades.

Publicado en AM León el 22 de abril de 2006. Sí hace dos meses. No tengo perdón de Dios.

¿Y la cultura, Sr. Candidato?

Como cada sexenio, la efervescencia por las campañas electorales está en todo lo alto y como siempre, las polémicas, los pleitos, dimes y diretes y patadas debajo de la mesa le ganan el espacio mediático a las propuestas.

Uno de los males que aquejan la época electoral es el desconocimiento que tiene la población en general acerca de los ofrecimientos específicos de cada candidato. En ese sentido, y para plegarnos al tema de nuestra columna, casi nunca se sabe cuáles son sus propuestas en materia cultural.

Empleando sólo como fuente de información las páginas de Internet de los candidatos a la Presidencia de la República, su servidor quiso ver qué rol tenía la cultura en la plataforma de campaña de cada uno.

Sólo los tres candidatos principales hablan del asunto entre sus propuestas. Roberto Campa, de Nueva Alianza y Patricia Mercado, de Alternativa, no hacen referencia a tópicos de política cultural dentro de los documentos disponibles en sus respectivos sitios web.

Felipe Calderón Hinojosa, candidato del PAN, incurre en el viejo error de óptica de enmarcar la cultura como un costal más en la carreta de la educación. Aunque habla mucho de “cultura de la legalidad” o “cultura turística”, poco dice de la cultura cultura, y lo hace de manera muy general, dentro de sus propuestas de “educación con formación integral”.

“Impulsar una política cultural inclusiva y descentralizada que promueva el acceso, participación y disfrute de la población de las manifestaciones artísticas y del patrimonio cultural del país, y que contribuya a potenciar el desarrollo integral de cada mexicanos”, dice el documento respectivo del panista.

Roberto Madrazo, de la Alianza por México, también aborda el tema de modo general, aunque le dedica algunas líneas más y lo clasifica de una manera más preferencial, dentro del rubro de Sociedad, uno de los cinco que conforman su proyecto.

Lo que dice el candidato del PRI y Verde Ecologista, son los ideales de siempre de las políticas culturales: respeto a la pluralidad, inclusión de todas las manifestaciones artísticas y búsqueda de “opciones novedosas para producción, financiamiento, capitalización y promoción de la cultura”.

Habiendo tan pocos artistas que presumen abiertamente ser simpatizantes del PRI o el PAN y tantísimos que son seguidores del PRD, no sorprende que sea Andrés Manuel López Obrador el candidato que mayor peso le dé a sus propuestas de cultura. No por nada su asesora a ese respecto es Elena Poniatowska.

El “Peje” le dedica tres de sus 50 compromisos al tema cultural, específicamente del 14 al 16, que hablan de cuidado del patrimonio cultural, estimulo a la creación artística, fomento a la lectura y el libro y ampliación de la cobertura de las estaciones de radio culturales y de los canales 11 y 22 de televisión.

Como en casi todas sus propuestas, no queda muy claro cómo hallará López Obrador los centavos para hacer realidad sus promesas, sobre todos porque, en la explicación de sus compromisos, se plantea abatir el rezago en infraestructura creando bibliotecas y museos en las entidades que más en falta tienen esos recintos y hacer ediciones masivas y populares de libros, entre otras cosas.

Se nota la sensibilidad de asesores enterados en la redacción de su plan de acción, donde manifiesta: “No regatearemos respaldo a ninguna creación cultural porque se le considere “arte para minorías” ni dudaremos en apoyar a los creadores que buscan que su obra impacte a amplios sectores de la sociedad”.

Y añade: “Coartar las expresiones de vanguardia, que muchas veces son comprendidos por públicos reducidos, sería castrar el desarrollo de la cultura en su conjunto”.

Con todo y las antipatías que pudiera generar, López Obrador tiene, cuando menos en el papel, la propuesta cultural más amplia y completa de todos los candidatos a la Presidencia. Obviamente, no debería bastar sólo eso para decidir el sentido de voto, más en un país con tantos pendientes por arreglar.

Lo que sí es para considerarse es que sólo uno de los cinco políticos que quieren dirigir este país se haya tomado el trabajo de hacer, solo o con asesores, una propuesta cultural en forma, lo cual deja en claro que tristemente el tema sigue estando demasiado abajo en la lista de prioridades.

Publicado en AM León, el 15 de abril de 2006.

Acontece el arte

Si tomamos en cuenta que el recién presentado programa del 12º Festival Internacional de Arte Contemporáneo se gestó en menos de cinco meses, tiempo que lleva al frente del Instituto Cultural de León Juan Meliá, el resultado es gratamente sorprendente.

Lo que podrá verse en León a partir del 25 de abril es un catálogo no exahustivo, pero sí por demás emblemático de la actualidad artística del mundo, con propuestas que apelan básicamente a dos frentes: la comunión de tecnología e imaginación y la creación multidisciplinaria.

El cartel del FIAC finalmente no tiene prácticamente flancos débiles: está bien balanceado, tiene figuras atractivas en cada disciplina, es atrevido, abre espacio a las manifestaciones locales más valiosas y además no está hecho con retazos de otros festivales.

Meliá señaló en la rueda de prensa con que se presentó el programa a principios de semana, que el FIAC era un festival propio y eso es una cualidad que se extrañaba. A final de cuentas, los festivales no deben ser una colección de eventos programados sólo porque estaban disponibles, sino que deben configurarse como si fueran una exposición preparada por un curador y donde cada elemento tuviera nexos, evidentes o no, con los otros.

El Festival leonés parece querer reconquistar a su público de antaño y muestra una fidelidad extrema a su propia esencia, lo cual no está exento de riesgos, pues hay mucha gente que ante la palabra “contemporáneo” instantáneamente bajo la cortina bajo la premisa de que el arte que se ostenta como tal es aburrido o inintelegible… de la misma manera que puede ser aburrido Bach e inintelegible Picasso si no se tiene disposición para ellos.

La edición 2006 del FIAC tiene ases bajo la manga tanto para los duros vanguardistas (básicamente su programación musical, con Pamela Z, Ake Parmerud, Manuel Rocha, Roscoe Mitchell y Kanta Horio), como para espectadores que quieren tener un poco más de donde agarrarse (el ciclo cinematográfico de Won Kar Wai, por ejemplo).

Pero también hay espectáculos aptos hasta para los que se dicen curados contra el arte actual. Danza Contemporánea de León y el ensamble guanajuatense de música de cámara Ehecalli tendrán sendas funciones para niños; Luis Martín Solís hará una curiosa versión de Otelo usando marionetas y la compañía canadiense Les Deux Mondes es, como diría Meliá, “algo que verían mi mamá y mi hija”.

Quizá el mayor reto que tendrá el FIAC será vencer la catalepsia social que se vendrá con las vacaciones de Semana Santa y que podría jugar en contra para la difusión tanto local como foránea.

Pero fuera de eso, parece que casi todos están haciendo su parte con el festival leonés: el ICL haciendo una programación inteligente y poniendo alternativas de boletos muy accesibles para que nadie se queje de elitismo (el bono total de 500 pesos es una ganga) y los patrocinadores mostrando un no tan frecuente entusiasmo.

A los espectadores, profesionales o no, nos queda también ponernos flojitos y dejernos tocar por el arte actual. Recordar que el mundo es muy grande y que justo cuando se cree que se ha visto todo, una sorpresa se instala en la esquina para surgir en el momento preciso.

Sin perder el mapa
Esta semana, Ediciones Tlacuilo hizo la presentación de la carpeta “Cartografía antigua de León”, una colección de siete reproducciones facsimilares de mapas de la ciudad de distintas épocas.

El suceso es notable tanto por el valor histórico de la publicación, como por el indicio de tenacidad de la editorial comandada por Leopoldo Navarro por hacer libros “de León para León”.

A Tlacuilo se deben también ediciones ejemplares como “Los Patios de León” y las recién publicadas memorias de Manuel García y Moyeda, historiador leonés del siglo XIX a quien se debe haber instituido la celebración del 20 de enero como cumpleaños de la ciudad.

Ojalá estos esfuerzos, que prueban que la cultura no sólo nace de las instituciones oficiales, sean cabalmente estimulados, apreciados y apoyados por el público.

Publicado en AM León el (ya muy lejano) 8 de abril de 2006.

Mea culpa

Hoy me he topado con los comentarios de mi último (bastante último) post, con el amigable reclamo de mi ex jefa Margarita Morales, quien ahora radica en España, publica el blog Paella con Chile y con toda razón me echa en cara mi flojera e inconstancia.

Sí, sí tengo la culpa. Sería largo enlistar los pretextos de este largo silencio, pero ya me voy a poner de nuevo las pilas. No es posible que hay bloggers tan maniáticos que posteen hasta siete veces al día y yo no pueda ni escribir un párrafo. Está bien que el ritmo del periódico absorbe, pero no debería ser para tanto.

Por andar en la baba ya no dije nada de los debates, del Mundial de Fútbol, del programa televisivo de Brozo o de que en Google Earth ya se pueden ver imágenes satelitales a buena resolución de León.

Pero ya. Hasta aquí. Ya estuvo de andar de pelotón. Voy a empezar poniéndome al corriente subiendo mis últimas columnas del AM, y a poner cuando menos un post cada día. Lo prometo. Y si no que la patria me lo demande.