Porque mandé a Terra a la trash

Soy de esas personas que tiene varias direcciones de correo electrónico y no porque tenga personalidad dividida, sino porque comencé a deambular en Internet desde hace más de una década, cuando todavía no existía el correo electrónico perfecto.

Ahora que existen cuentas inacabables como Gmail o Yahoo o que Hotmail se ha reformado espectacularmente, se nos olvidan los tiempos en que el servicio de correo gratuito típico te ofrecía un buzón de 3 MB, sus interfaces eran la cosa más fea del mundo y dejaban pasar todo el correo basura habido y por haber.

Ya no me acuerdo por qué tenía una cuenta de correo de Terra. La abrí cuando aún era Infosel y creo que ese nombre de dominio me parecía más serio que tener un correo de Hotmail (porque sí, en mis tiempos había quien se espantaba del nombre de Hotmail, como que se imaginaban que era un generador de correo pornográfico). El caso es que siempre fue la que peor desempeño tuvo: había momentos en que no reconocía logins o passwords, desplegaba mensajes de error incomprensibles; sus controles de correo basura y antivirus eran ¡opciones de pago! (cuando otros servicios los tenían sin costo) y cuando se volvieron gratis no eran para nada intuitivos y tenían muchas fallas.

También fue el servicio de correo que más tarde se subió a la tendencia de los buzones medidos en Gigabytes (apenas hace unas semanas). Sólo lo soportaba porque algunos servicios cruciales los tenía vinculados, tontamente, a esa cuenta. Pero ya no. El reciente cambio de interfaz (que me dejó sin acceso a mis correos por una semana) me persuadió por fin a dar el paso que había demorado tanto: cerrarla y borrarla de la faz de mis bookmarks.

Lo peor es que el lavado de cara de Terra Mail sólo ha hecho que funcione peor. Por todo ello, yo ya no uso su servicio. Optar por Terra en lugar de Yahoo, Hotmail o Gmail (servicios tremendamente superiores) sólo cabe como posibilidad si uno quiere hacer una manda.