La sesión inaugural del nuevo consejo directivo del Instituto Cultural de León sólo se puede encuadrar en la única de las artes escénicas que parece conocer la clase política mexicana: la pantomima.
Con azoro, hemos visto que la dependencia encargada de la política cultural del municipio volvió a convertirse en botín político y en escenario para hacer un gesto de autoridad por parte de la alcaldía; creando una imagen de renovación que no es tal, donde se ha confundido ser neófito con ser ciudadano y se ha tomado a un grupo de personas, no para tomar una decisión, sino para darle visos de validez a una que ya estaba tomada desde arriba.
Convocar a 15 consejeros, 11 de los cuales apenas tenían su primer contacto con la institución, no sólo para que “eligieran” entre ellos a su presidente, sino también para de un plumazo juzgar que era necesario cambiar de director ejecutivo y además nombrar a uno nuevo entre una terna en la que sólo había un nombre, propuesto precisamente por el presidente recién nombrado, es todo, menos serio.
La nueva conformación de los mandos en el ICL no se puede entender desde el ámbito estrictamente cultural. Halla su lógica sólo en el tejido de los amarres políticos.
¿De que otra manera se puede entender que uno de los consejos que más hicieron por la institución sea suplido tan a la ligera y de forma tan atropellada? ¿Cuál era la prisa por “renovar” a un consejo que creó becas artísticas, estableció un programa itinerante con un escenario móvil, le estaba devolviendo el lustre a la Feria del Libro, atraía elogios por su gestión del Teatro Escolar y comenzaba a adquirir destrezas para agenciarse apoyos institucionales foráneos?
Sólo hay que comparar la forma en que se instaló este consejo con la de su antecesor. En aquella ocasión, había una base de consejeros que, por ser su segundo período, conocían la institución y de entre uno de ellos, surgió el presidente, David Ramírez Chávez.
Y un rasgo fundamental: el alcalde Vicente Guerrero Reynoso realmente trató a este órgano consultivo como debe de ser: como un ente autónomo y con la capacidad de tomar sus propias decisiones en función de la misión que le estaba encomendada: la cultura de la ciudad. No mandó emisarios a carrerear ni a sesgar las cosas.
Si la sesión inicial del consejo fue maratónica, fue porque las voces sensatas dentro de éste, que demandaban tiempo, información y propuestas, poco a poco fueron reducidas y finalmente agotadas ante el peso de la evidencia de un juego ya orquestado.
Lo sucedido es muy lamentable para la institución, que no para la cultura local, llena de talentos, propuestas y ganas de hacer las cosas. Manda una señal muy decepcionante acerca del valor real de los consejos consultivos, que terminan siendo reuniones de gente que no puede aconsejar ni son consultados.
Por ello, no puede percibirse sino escepticismo y decepción entre quienes están atentos y participan del acontecer cultural de la localidad. Alfonso Barajas Medina, el nuevo presidente, el primero en la historia del ICL formalmente afiliado a un partido político (PAN), es un completo misterio en las arenas culturales al que se le puede conceder el beneficio de la duda.
Arturo Osornio Cuadros, por el contrario, es un ex funcionario del ICL cuyo ejercicio en casi una década al frente de la Casa de la Cultura y la Dirección de Servicios Culturales todavía hoy provoca que se alcen algunas cejas. Tiene delante de sí un gran reto, no sólo para manejar y mantener eficiente y propositiva la institución en tiempos de recortes presupuestales, sino para silenciar las suspicacias acerca de su dinamismo, probidad y compromiso.
Es un maestro de oratoria, así que domina la palabra, esperemos que sea también un hombre de acción.
“Anatol” campechano
Vaya la enhorabuena para la puesta en escena guanajuatense “Anatol”, que hace unos días participó en el IX Festival Nacional de Teatro, realizado en la ciudad de Campeche. El montaje dirigido por Martín Acosta se presentó en el Teatro Juan de la Cabada con buena respuesta de público.
Publicado en A.M. León el 28 de noviembre de 2009.
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1 comentario:
Me gusta tu columna. Creo que Luis Zorrilla una vez me habló (muy bien) de ti, que andas metido bastante en rollos musicológicos.
Aquí te seguiré leyendo. te agregaré en mis recomendaciones de mi blog.
alteregocolumna.blogspot.com
Mucho gusto. Saludos.
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