Hay detrás de las instalaciones de este, su periódico siempre líder, un concurrido puesto de tacos, cuyo menú de este viernes de cuaresma presentaba cinco guisados de vigilia y un par de clásicos de su menú: chamorro de res y deshebrada.
No creo que el sabio señor taquero sea un impío poco observante de las restricciones católicas para esta temporada. A final de cuentas, la vigilia establece el no CONSUMO de carne. Es decir, pone el acento en la parte receptora, no en la proveedora.
Antaño era imposible ver un bistec dorándose en el comal de los taqueros durante los viernes de vigilia. Hoy, parece que han comprendido que son taqueros, no guardianes de la moral.
El taquero de por acá, prudentemente calcula que la mayoría de la gente preferirá guisados de cuaresma (por eso tiene rajas, nopales con camarón, filete y demás), pero no olvida que hay agnósticos o simplemente gente que no quiere comer “nada que haya nadado”. ¡Es increíble la cátedra de democracia que hay en este puesto de tacos!
Un inciso más. ¿Es más virtuoso negarse a entrarle al chamorro teniéndolo en frente o seguir la vigilia cuando no hay carne a la vista? ¡Si hasta nos está obsequiando la oportunidad de ejercitar la templanza!
Todo esto viene a cuento por las recientes posiciones adversas de nuestro alcalde y nuestro delegado de
También se ha manifestado en contra el obispo José Guadalupe Martín Rábago, pero hay una gran diferencia entre el prelado y los anteriormente citados funcionarios: él sí tiene como chamba ser una guía moral para una comunidad más o menos homogénea (los católicos).
Los otros, son funcionarios públicos pagados con los impuestos de un grupo más heterogéneo y diverso (los leoneses), por lo que necesaria y obligatoriamente deberían tener una visión más incluyente y democrática.
Deberían aprender de ese puesto de tacos y darle a cada quien la oportunidad de elegir según sus convicciones y no esconder el chamorro para que nadie peque. Les pagamos para que “vendan tacos” (gobiernen, administren escuelas, pongan semáforos), no para ser los guardianes de la moral.
Particularmente alarma la opinión de Serdio y Santos sobre las “conductas desviadas y anormales”. ¿Cómo educador no debería predicar más bien con la tolerancia y la no discriminación? ¿No manda a las escuelas esos paquetes con libros de texto que hablan de las garantías individuales y de lo valioso que es cada ser humano independientemente de su raza, sexo o preferencia sexual?
Es tan trasnochado pensar que una película, una obra de teatro o un programa de televisión puedan “corromper” a una sociedad. Lo que la corrompe es la ignorancia y la intransigencia. El que los gobernantes tengan tan “chaparra” idea del criterio de las personas y quieran “ahorrarles” el trabajo de hacerse su propia opinión.
Ya Hitler y su catálogo de “artes degeneradas” nos enseñaron todo lo que se podía saber acerca de la tiranía del poder sobre las expresiones artísticas. A alcaldes, diputados, gobernadores, senadores, ya sólo les queda saber aprovechar las invaluables oportunidades de guardar silencio.
Y no. Yo no pedí chamorro. Me comí 3 de nopales con camarón y uno de huevo.
Vamos con Plácido
La próxima semana se llega la hora para el concierto de Plácido Domingo en el Foro del Lago. Será la culminación de un camino un tanto tortuoso y que enfrentó en un duro choque dos posiciones opuestas acerca de qué tipo de espectáculos está listo para recibir León.
A todos, hasta a los que estaban en contra, nos conviene que salga bien el evento. Puede ser un pasaporte para más y mejores espectáculos en la ciudad, un aliciente para que empresarios que hasta ahora sólo piensan en el DF, Guadalajara y Monterrey se acuerden del Bajío.
Ciertamente no es un espectáculo muy accesible. Pero veámoslo así: los primeros discos compactos costaban un ojo de la cara y ahora uno hasta los puede grabar en casa. Quien quita y en unos años, León se convierta en tan buena plaza para estos espectáculos que venga un nuevo Plácido Domingo y cante gratis.
Publicado en AM León, el 18 de marzo de 2006.
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