De esas noticias del mundo del espectáculo que sí me calan: en plena Navidad del 2006, murió James Brown, una de las figuras legendarias del soul, artista tempestuoso y con múltiples aristas, con grandes virtudes musicales y tremendas máculas como ser humano... como suelen ser la mayoría de los genios.
"Soul Brother Number One", "Mr. Dynamite", "The Hardest-Working Man in Show Business" y "Minister of The New Super-Heavy Funk", son algunos de los títulos coleccionados por este hombre que contribuyó a que la música gospel de iglesia negra estadounidense se diseminara más allá de ese ghetto y se convirtiera en la gran oleada que es el soul y funk.
Yo, gran admirador de todos los ritmos negros (jazz, gospel, soul, funk, hip-hop), me sentí apenado por esta muerte, pero me quedó con esas flamígeras interpretaciones del Reverendo como "I feel good" (apta para levantarse un lunes) y sobre todo, esa razzia rítmica llamada "Sex machine".
También atesoro "Beat the devil", un cortometraje de la serie The Hire producido por la firma automotriz BMW (se amuelan, estuvo cuatro años y medio disponible para descarga gratuita, pero ya no), donde James Brown se medio representa a sí mismo rompiendo un pacto con el Diablo luego de convertirse en estrella de la música.
Ante esa oleada de guarros que andan poniendo a Valentín Elizalde en sus camionetas a todo volumen, me empezaré a defender haciendo sonar los grandes hits del Padrino del Soul. Yeeeaaaah!
enero 08, 2007
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