febrero 06, 2007

No es que defienda Apocalypto

Hoy, recibí en mi correo electrónico un mensaje proveniente de una amiga de la Universidad de la que hacía mucho no tenía noticias. En realidad no era ninguna nueva sobre su vida, sino una cadena que en resumidad cuentas convocaba a no ir a ver la película "Apocalypto" porque, palabras más, palabras menos, era un atentado contra la cultura maya, a la que presentaba totalmente distorsionada.

Además de provocarme más ganas de ver la cinta (ya se sabe, el efecto "Padre Amaro"), me inspiró a escribir la siguiente respuesta que aquí les reproduzco:

Difiero:

Si se le hiciera caso a cada persona, pueblo, ciudad, civilización o incluso planeta que no ha sido retratado ortodoxamente en el cine, ¡No existiría el cine! Si la premisa de que las deformaciones y licencias narrativas en el arte son incorrectas, creo que no deberían existir ni las películas mudas con los polícias Keystone porque "ridiculizan a los guardianes del orden" ni las películas de los Hermanos Almada porque "asumen que todos los Judiciales son narcos".

Creo que todo nace del error de considerar que el arte debe ser REFLEJO FIEL DE LA REALIDAD. Y la verdad es que discúlpenme, pero para eso está el National Geographic Channel.

Desde que Apocalypto dio sus primers funciones en Estados Unidos he leído mucho acerca de lo edificante película que hubieran hecho muchos de sus críticios con esa lana. Más bien se debería juzgar si la película de Gibson es buena o mala en términos de su propio lenguaje y reglas, no si es fiel retrato de los mayas o no. Gibson está acostumbrado a que siempre haya alguien que le repele: los historiadores británicos por "Breveheart" y "El Patriota", o los judíos por "La Pasión de Cristo".

Gran parte de los mexicanos (no digo todos porque no es cierto), saben de la grandeza de los mayas y de sus aportes, pero también a nosotros se nos suele olvidar que los mayas SI hacían sacrificios humanos y que no tienían algo parecido a una conciencia nacional, por lo que sus múltiples tribus solían vivir agarradas de la greña.

El negocio del señor Gibson es hacer películas que sean rentables, no plasmar la imagen oficial de los mayas. Esto es Hollywood, no el Museo Nacional de Antrpología e Historia. A Apocalypto hay que ir a verla o no verla por las mismas razones que se elige cualquier otra película: porque nos gusta, nos atrae por algún motivo, o por el contrario, porque no nos late o no es nuestro género. Pero decidir verla o no, no debería tener nada que ver con un falso sentimiento de orgullo mexicano.

1 comentario:

Sandra Medina dijo...

Joselo con esos comentarios despertaste mi interés por la película. ;)