
Josef Nadj me deja con cara de incredulidad. Me queda muy lejos. No le hallo. Me conmueve, eso sí, dos hombres de 50 años (y más) bailando como viejos camaradas de cien batallas. Es una alineación muy poco usual en un espectáculo de danza. La música es también hermosa y evocadora, pero algo me falta para completar el plato. Además, me cuentan que Nadj vino en plan de super diva. Punto menos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario