El primer correo electrónico del año recibido por este columnista vino firmado por Daniela Xiu de Alba, quien además de unirse a la petición de que haya más accesos al Foro del Lago, sugiere que comente sobre la revista oficial de la Feria León 2008, que a ella le causó muy mala impresión.
No podía opinar hasta conocer tal publicación y ese “gusto” lo tuve el vierne. Se llama “Enferiate” (así, sin acento) y sí, se ostenta como “La revista oficial de la Feria”.
Siendo justos, la inquietud de madame Daniela estaba más que justificada y hasta diría que se quedó corta. Es una publicación que haría que cualquier editor medianamente enterado de su oficio se muriera de vergüenza. Para resumir las cosas, imagine que la escribió un estudiante de preparatoria sin mucho bagaje cultural, pero sí con mucha prisa; que no sabía que Word tiene un corrector ortográfico integrado y que la envío directo a la imprenta sin que nadie le echara un ojo.
Que la Feria convoque a un concurso de literatura y a la vez auspicie una publicación así debería ser la pieza estelar en el museo de la paradoja.
¿Revista? En primera, ya suficiente tenemos en el mercado local con “revistas” que no son más que el camino fácil de alguien que se pone a vender anuncios a pasto sin preocuparse por meterle algo de contenido a sus páginas. ¿Oficial? ¡Si ni directorio de la Feria tiene! (o sea, que ni con quién quejarse).
Uno no esperaría que “la revista oficial” se equivoque al poner el nombre de la reina de la ciudad, que no mencione por ningún lado al galardonado con el Arlequín de Bronce, que no ofrezca por lo menos una sencilla sinopsis de los espectáculos más destacados, que presente algo llamado “Historia de la Feria” que es todo menos historia de la Feria (¿quién no supo que hay alguien que se llama Carlos Arturo Navarro que sabe de eso?), que se le olvide que ya no existe la “Feria del Arte” y que, en el colmo del valegorrismo, se ponga a hacer “copiar-pegar” de textos viejos, como este.
“El domingo más próximo al 20 de enero dentro de la conmemoración de la fundación de la ciudad (domingo 21 de enero de 2007), se lleva a cabo un desfile…”
Esto, sólo por mencionar las fallas más evidentes y hasta groseras. En lo único que fue eficiente la revista fue en conseguir anunciantes y al parecer esa fue la única preocupación de sus editores. Digo, tener tres vendedores y ni un solo reportero o escritor habla de dónde tenían puestas sus prioridades.
Lo único bueno es que “sólo” se hicieron 30 mil ejemplares de esa cosa, que aunque seguramente fueron el principal argumento para conseguir patrocinadores (“Oye, Jiménez, que si queremos anuncio para la Feria, son 30 mil ejemplares”. “A fuerza, Gutiérrez”), son nada contra los 5 millones de visitantes que se esperan.
No sólo la revista de marras, sino también otros productos comunicativos de la Feria (sus inserciones diarias en prensa o su página web), revelan una cualidad extraña: se confían en que la gente va a la Feria por instinto, así que no se preocupan por decirle “Mira, esto va a estar muy padre o mira, Oscar Chávez es tal persona o mira, la Feria se hace aquí desde 1962”.
Es una Feria que aparenta (aclaro, aparenta) no tener discurso ni biografía, que no se piensa a sí misma ni asume explícitamente su rol como pieza fundamental del bagaje cultural de la ciudad. Todo lo da por hecho. En eso se parece a cualquier feria de pueblo.
Qué bueno que la Feria le haya apostado más a la cultura en esta edición. Qué malo que no lo proclame a los cuatro vientos y se muestre orgullosa de ello. Quien debería decir que Fadunito es una cosa grande, que Luis Beviá va camino al Festival Internacional de Teatro de Bogotá, que Paul de Marinis es un genio y que tener a Betsy Pecanins u Oscar Chávez es un agasajo, es la misma Feria y todavía, a una semana de arrancar, no vemos que así sea.
No es esto afán de denostar a nuestra fiesta máxima que, fuera de esos detalles, está de dar gusto. Pero es cierto que el aprecio comienza por asumir una postura crítica, pues aquello que no se revisa no se puede mejorar.
Publicado en A.M. León el 19 de enero de 2008.
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