abril 05, 2006

Parejos disparejos

Una demostración de que del dicho al hecho hay mucho trecho la podemos ver en la idea, muy popularizada en las instituciones educativas superiores, de la “formación integral”.

Una aplicación estricta de la “formación integral” debería hacernos ver en cada egresado universitario no sólo a un profesionista capacitado para su disciplina, sino también un deportista asiduo, un apreciador del arte cuando no un artista, un ciudadano decente que no se brinque las reglas y un ser humano consciente de que trata con otros seres humanos. Pero no siempre es así.

Concretamente en el arte, que es lo que nos ocupa, vemos que no todas las universidades atienden este rubro con igual cuidado. Como muchas cosas, hay aquí “de chile, de dulce y de manteca”. Desde instituciones que tienen una estructura de difusión cultural en forma, unas escuelas que se conforman con la clásica rondalla y banda de guerra y otras que ni a eso llegan.

Ayer concluyó la sexta edición de la Fiesta Universitaria de las Artes, un programa dedicado a promover los grupos artísticos universitarios bajo un esquema singular: lejos de la tradicional rivalidad entre lasallistas y jesuitas o entre alumnos de escuelas públicas y privadas, estos se mezclan en una saludable jornada itinerante que toca las distintas instituciones de educación superior de la localidad.

Basta una ojeada al programa para darse cuenta, sin embargo, que no todas las universidades andan jalando parejo. Por principio de cuentas no estuvieron presentes en esta edición ni el Tec de Monterrey ni la Universidad de León.

Entre las que están, el aporte a la oferta de la Fiesta Universitaria de las Artes ha sido bastante disparejo. Las universidades de Guanajuato, De La Salle e Iberoamericana, han tenido la participación más copiosa, con al menos cuatro grupos cada una. Mientras que la UNIVA y la UTL suman tres grupos juntas.

Más allá de lo cuantitativo, que en muchos casos puede depender de los recursos e infraestructura con que cuente cada escuela, está el aspecto de la atención y cortesía.

¿Sabía usted que en anteriores ediciones de la Fiesta de las Artes había muchos espectáculos que se cancelaban porque la escuela anfitriona se había hecho la desentendida y no tenía listo escenario o equipamiento? ¿Y que había algunas más que presentaban la función en condiciones bastante indignas y ante un público no avisado de antemano?

Esas circunstancias que podrían pasar por anecdóticas permiten sospechar que el arte en algunas universidades es tomado por asunto trivial y sin demasiada importancia, lo cual es grave dado el gran número de talentos universitarios que hay y que merecen el mismo apoyo y consideración que generalmente se da a los deportistas.

Los guitarristas Eduardo Díaz y León de Marco; la bailarina María Meléndez y el actor César Alberto Rodríguez, de Odissea Teatro, son algunos de los jóvenes artistas leoneses que empezaron haciendo sus pininos y configurándose como promesas desde que estaban en la universidad (en el Tec de Monterrey el primero y en la UDLSA los demás).

Ojala todas las instituciones de educación superior pusieran un granito de arena adicional para la difusión cultural. La Universidad de Guanajuato (que hasta Sinfónica tiene), el Tec, la Ibero y la Salle, dan la pauta a seguir, con abundancia de talleres artísticos, grupos representativos de buen nivel y una programación que no se restringe a la clásica “Semana Cultural”.

Quizá es mucho pedir pretender emular al Bard College, de Nueva York, que hasta un centro cultural diseñado por Frank Gehry tiene, pero algo intermedio entre la banda de guerra “nomás” y aquello claro que es posible. ¿O no?

Festival Universitario
Hablando de universidades y cultura, la máxima casa de estudios de la entidad inauguró el jueves su Festival Cultural Universitario y Feria del Libro, un oasis para las artes en estos días de Semana Santa en que todos nos quejamos que no hay nada que ver.

Habrá varios espectáculos infantiles en León dentro de este programa que, no es por verle el colmillo al caballo regalado pero, ¿por qué están todos programados a las 20:00 horas si a esa hora varios papás andan durmiendo a sus “princesas” y “pelafustanes”?

Publicado en AM León, el 1 de abril de 2006.

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