julio 21, 2007

Los que no se equivocan

No me da pena admitirlo. Yo me equivoco. Todos los días. Me equivoco siempre que voy a algún lugar en auto por primera vez (nunca le atino a la calle) y no hay escrito mío que no tenga erratas, algunas de las cuales descubro hasta que ya es demasiado tarde. Justo ayer, el pintor Oliver Esquivel me jaló las orejas porque en una nota lo confundí con su colega Olivie Ponce (ya me disculpé).

Me equivoco muchas veces al decir que sí a cosas que debí haber dicho que no y me equivoco cada vez que pienso que puedo dejarle a Adiel un quesito petit-suisse sin ponerle babero.

Me equivoco y sé que ustedes también se equivocan. En cosas más graves o más futiles, pero todos nos equivocamos.

Bueno, todos, porque hay una clase especial de seres humanos superdotados, tocados por el mismísimo dedo del Señor que están libres de cualquier yerro o falla: nuestros políticos.

¿Cuándo diablos han escuchado a un gobernador, secretario o candidato decir abiertamente que la regaron, que lo sienten mucho, pero se equivocaron? Los políticos nunca se equivocan, siempre tienen un pequeño retraso en las obras, los entendieron mal, nunca dijeron lo que dijeron, lo suyo nunca fue tan grave, no tenían forma de saberlo o, lo mejor, hubo un complot en su contra.

Nos la pasamos envidiando a los países de Primer Mundo, pero ¿por qué? Ellos están super mal. La gente se ceba injustamente con los alcaldes que dicen alguna barrabasada o no descansa hasta que echan a la calle a algún gobernador corrupto.

Pobres de ellos. Aquí nuestros políticos no se equivocan. Muchísimo menos piden disculpas. ¿O que, escuchamos algo parecido a una disculpa de Mario Marín "el gober precioso"? ¿Alguna aceptación de culpa de Ulises Ruiz, emérito gobernador de Oaxaca "Hasta que Dios diga" ? Cierto candidato que se equivocó en no ir a debates, en rehuir cuestionamientos, en alardear que sus encuestas lo ponían arriba y en secuestrar la Ciudad de México porque no ganó, ¿admitió alguna vez que se equivocó? (sus asesores han tardado un año en aceptarlo).

¿Que pida disculpas por su arrogancia y extrema miopía el diputado Gerardo de los Cobos? ¡Ay, por favor, eso es hacerle casos a las hormonas. ¿Qué nuestro egregio secretario de Gobierno Gerardo Mosqueda siga la recomendación que esta semana le hizo la Comisión Nacional de Derechos Humanos y se disculpe por sus comentarios ofensivos contra los directores de los periódicos Correo y A.M.? Santa Claus no vuela en verano.

Bill Clinton se equivocó, mintió y se disculpó, pero eso es en Estados Unidos; Nixon se equivocó, mintió y lo echaron a la calle, pero allá que tienen políticos tan chafas. El director del Fondo Monetario Internacional hizo algo que aquí en México es nada: darle un sueldazo a su novia. Lo echaron, pero menso de él, ¿para que no le pide consejos a ciertos asesores parientes de por acá?

Pobrecitos de aquellos países donde los políticos se equivocan y deben asumir las consecuencias de ello. Aquí no, aquí nuestros políticos no se equivocan, mucho menos piden disculpas. Y en eso, creo que no me equivoco, aunque si Gerardo Mosqueda se come sus palabras, yo con muchísimo gusto también haré lo mismo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bueno no hay de que alarmarse, seguramente ya nos encontraremos con los datos correcto. Por cierto es un gusto conocerte.