¿Hace cuánto que quedé de comentar el nombramiento de Gerardo Kleinburg como nuevo director del Festival Internacional Cervantino?
Hace un buen rato, pero más vale tarde que nunca. Aunque sé que Kleinburg, al igual que Sergio Vela, es una lumbrera de la ópera, lo conozco principalmente por su trabajo periodístico. De hecho, creo que fue el primer columnista sobre ópera que recuerdo haber leído, cuando todavía existía la revista Viceversa.
Luego me lo encontré en Letras Libres y me congratulaba ser testigo, una vez más, del trabajo de alguien que, dueño de un gran conocimiento, no se sentaba en la columna de la vanidad a que lo adoraran, sino que lo compartía con sencillez y buena onda.
Creo que es un acierto tener en el FIC a alguien capaz de montar con todas las de la ley a Verdi y luego hacerlo accesible a cualquiera empleando una anécdota ligada a Maradona.
Me simpatizan las personas que asumen que la cultura no es cosa de elegidos, de ghettos ni de arrogantes, por eso considero que el FIC se queda en buenas manos.
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