Cierto que cuando vi la portada de 8 columnas de mi periódico hoy, "Corre la sangre", me imaginé el estallido de una revolución o un motín en el CERESO Mil, pero no, fue la riña entre aficionados del León y del Querétaro afuera del Estadio León, antes de empezar un partido.
Raya en lo ridículo. Apenas acaban de levantar el veto al Estadio León por los desmanes de la temporada pasada y ya ciertos hinchas quieren que se los cierren de nuevo.
Cada día me convenzo más. El fútbol de segunda que hay en esta ciudad no merece esa priorización social que tiene. ¿Para qué queremos fútbol si no nos hace mejores personas?
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