Ha sido demasiado. La influenza se convirtió en una pesadilla informativa. Durante más de una semana nos ha tocado leer, escuchar y ver sobre el asunto más de lo que nos parecía necesario o útil.
También nos han tocado barbaridades inmensas, provocadas por la ignorancia y un estado de alerta sobreestimulado que muchas veces mandó a la razón de vacaciones. Este es mi recuento personal de las peores estupideces de las que me tocó enterarme por culpa de la influenza.
1. Matanza de cerdos en Egipto. Con todo merecimiento, este acto se merece un monumento a la ignominia. Ningún pobre cerdo se enfermó de la mal llamada "gripe porcina", pero en Egipto, de poco les valió. Vale matizar que en los países musulmanes los cerdos son animales poco apreciados (son impuros y su carne no se come).
2. Temores en la Copa Libertadores con equipos mexicanos. Pensar que una oncena de jugadores de fútbol, pertenecientes a la élite de gente que es supervisada constantemente por médicos, nutriólogos, fisioterapeutas y demás, puede exportar un virus fue por demás exagerado. Aunque claro, para estupideces, la suprema babosada de Héctor Reynoso en el partido contra el Everton.
3. Esto es un complot. Me irritan. Me sacan de mis casillas los fanáticos de los complots. Y más, ver que en la sección de comentarios de cada noticia, nunca faltaba el que hacía "copy-paste" de una cadena de e-mail que relacionaba el brote de influenza con oscuras maniobras de los países del G7, y de gente que manipulaba a su conveniencia los postulados del ensayo La doctrina del Shock, de Naomi Klein. Lo chistoso es que la misma gente que piensa que el gobierno mexicano está poblado de inútiles, haya creido posible que éste pudo "inventarse" un virus inédito.
4. Especulación con cubrebocas. Antes de que empezara la epidemia, los cubrebocas valían a lo mucho un peso en cualquier farmacia. Comprados en paquete, muchas veces no sobrepasaban los 50 centavos por unidad, pero a raiz de que se hicieron la prenda-placebo de moda (porque su eficacia para contener el virus es limitada), su precio se fue a las nubes. La Farmacia a la que peor le va ir con la multa de Profeco los daba a 7 pesos. pero hubo ambulantes que los "traficaron" a 50 pesos.
5. Xenofobia y Chilangofobia. La contigencia sanitaria sirvió para que muchos aprendices de seres humanos "enseñaran el cobre". Entre los comentarios dejados por los lectores en las noticias publicadas en Internet, nunca faltaba la puya hiriente contra los mexicanos de parte de algún extranjero o contra los "chilangos" de parte de sus connacionales de otros lares. Penoso y vergonzoso.
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