Tan enemigo de las modas que soy, no debería extrañar que me hubiera tenido sin cuidado el muy reciente y vacuo intento de hacer una listas de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo. Realmente siempre me pareció una payasada, pero quisiera fundar más mi apatía.
No sólo congenio con todas las objeciones conocidas al respecto: que era una iniciativa ajena a la UNESCO (la que lleva el registro del Patrimonio CUltural de la Humanidad, nuestra moderna, vasta y más que respetable lista oficial de Maravillas del Mundo), que era muy sospechoso que tuvieras en ciertos casos que pagar por votar y que era injusto hacer la votación por Internet, un medio que dista mucho de ser universalmente accesible.
Pero también tengo mi inventario de quejas: La lista original de maravillas del mundo ya era cuestionable desde tiempos de Herodoto, puesto que sólo se restringuía a las orillas del Mediterráneo (y especialmente Grecia) y al parecer nunca convivieron históricamente todas las obras ahí enlistadas. Que en la antiguedad se conformaran con una lista de siete se entendía, porque el mundo era "muy pequeño".
Pero ¿por qué siete en plena era de la globalidad? Esto no es miopía, es lo que le sigue. Segundo, ¿de cuando acá las mecánicas de "llame ya y salve a su nominado de Big Brother" se aplican para el patrimonio cultural? La popularidad no tiene nada que ver con el valor de una obra. Pregúntenle a los talibanes que dinamitaron esos imponentes budas en Afganistán. O para no irnos lejos, en León, el Expiatorio es el templo más popular, pero es también el más cuestionado arquitectónicamente.
Además, la lista final es absurda y raya en lo ridículo: ¿Qué diantres tiene que hacer la Muralla China, construida a lo largo de varios siglos, o el Taj Mahal con todo su lujo artesanal, con el Cristo de Corcovado que se levantó en unos cuantos años con concreto armado y es apenas 10 metros más alto que el del Cubilete? Ni siquiera es la estatua más grande de su tipo en el mundo. (Con perdón de los brasileños, que tienen mi admiración en muchas otras cosas).
Y teniendo tantas zonas arqueológicas en México, ¿por qué Chichen Itza, que no tiene museo de sitio y no es posible subirse a su pirámide?
Finalmente no puede tener sustento una lista de maravillas compuesta por votos de personas que remotamente pudieron haber conocido TODOS los siete sitios. Si es concurso, todos los participantes debieron haber tenido la misma oportunidad de pasar ante los jueces, pero ¿quién es tan ricachón como para tener las visas de China, India, Italia, Perú, Brasil, México y Jordania? No es imposible, pero tan poco tan frecuente.
Y bueno, ahi viene TV Azteca con ganas de repetir el absurdo con su idea de las "13 maravillas de México". Qué bueno que no se le ocurrió la idea al canal 22 o al 44, porque les iba a costar más trabajo hacer la lista.
julio 19, 2007
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1 comentario:
Estoy totalmente de acuerdo contigo en este post. Me parece un excelente análisis. Felicidades por tu blog, es muy divertido e interesante.
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