Puedo soportar, y me gusta, la arrogancia del Dr. House, porque detrás de cada frase lapidaria que dice, de cada arranque de incorreción y de cada ojetez que tiene, hay una lucidez espantosa y una razón a veces sorprendente.
¿Pero la arrogancia de Hugo Sánchez? Es la cosa más hueca del universo. Ya saben que yo no soy futbolero y esta clase de noticias a mí me van y me vienen, pero me ha sorprendido que finalmente se haya tomado una decisión independientemente de la publicidad y anclada en los resultados: Hugo estaba pero súper verde para andar dirigiendo la Selección. Llegó ahí por puro rating y porque la gente estaba muy enojada con La Volpe tras Alemania 2006.
Dizque ahora sí van a buscar un entrenador de clase mundial para la Selección. Habrá una ventaja, pues el elegido se beneficiará de que Huguito, uno de los bocazas que más critican, estará con el rabo entre las patas y seguro más calladito.
La desventaja es que, aunque elijan a Franz Beckenbauer, el entrenador nunca estará a la altura de las expectativas de un deporte tan sobrevaluado como poco desarrollado en México. No lo neguemos, creemos que nuestro fútbol está para andar disputando copas del mundo, pero cuando chocamos contra la realidad de que ya ni a Guatemala le podemos ganar, empiezan los ayes, las rasgaduras de vestiduras y ese drama tenochca que siempre acompaña la inexorable eliminación de México en todo torneo internacional.
Yo mejor le pongo en el automovilismo (F1, WRC). Todavía no me decepciona.
marzo 31, 2008
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