El buen Gerardo Piélago, como todo trovero, tiene bien tonificado el músculo de la sensibilidad social. Hoy me llegó este correo electrónico suyo que se ha ganado mis simpatías:
Imagina que el Papa es acusado de subversivo por el gobierno de Italia y tuviera que abandonar el Vaticano y refugiarse en otro país.
Imagina que los obispos salen a la calle a protestar y son brutalmente golpeados por granaderos y soldados.
Imagina que el Papa es acusado por sus creencias milenarias y que por lo que representa.
Es considerado un delincuente por la misma fe que profesas.
Que el Vaticano deja de ser un lugar sagrado para darle un uso práctico a nombre del bien del pueblo.
Esto le pasa al Dalai Lama y al pueblo del Tibet.
Por eso un veto a China.
Piélago.
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