marzo 06, 2008

Tan tarugo no soy

Estarán al tanto de que una de las plagas que asola el ciberespacio son los correos fraudulentos que, con mil y un artimañas, tratan de que hagas click en alguna parte del mensaje.

Los incautos que muerden el anzuelo creen que están bajando la lista de gasolineras fraudulentas de la Profeco o el programa de Telcel para enviar SMS gratis; o que están actualizando sus datos de Banamex tras un cambio en el sistema o bien, como se ha vuelto popular en estos días, consultando alguna noticia de gran impacto, como que el gobierno ordena clausurar Televisa.

No sólo hay quien se la cree, sino que además pocos tiene el cuidado de ver hacia a donde apuntan realmente las ligas de esos correos y notar que siempre se dirigen hacia archivos ejecutables (.exe) alojados en servidores exóticos. Tales angelitos son en realidad virus o software malintencionado.

A mi ya ni me asombra recibir esa basura, pero la que llegó hoy a mi buzón era el colmo de la estupidez. Es un insulto total a la inteligencia. Si no, juzguen ustedes la imagen. No sé cambiar una llave de fregadero, no sé cómo poner un apagador, no sé cómo hacer mezcla para resanar una pared, pero mi grado de imbecilidad no llega a creer que hay frontera entre México y Venezuela.

Por favor, si alguien envía malware a mi buzón, mínimo hagalo con un poquito de inteligencia.

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