Si, ya sé que de eso hace mucho, pero esta vez no me quedé con las ganas de ir al Corona Rally México. Era bochornoso que, declarándome fan del automovilismo, jamás hubiera ido a ningún tramo en lo que tiene de vida esta competencia. De hecho ¡jamás había ido al Autódromo!
Como la idea de irme a deambular de madrugada por algún perdido camino rural no me llamaba mucho la atención, decidí lanzarme a la primera súper especial, pensando que no habría demasiada gente (que en efecto no la hubo) y que, por ser el primer día, no habría tantos abandonos que demeritaran el espectáculo (que esos sí los hubo, pues faltaron Dani Sordo y los autos de Suzuki).
Me gustó mucho. Creo que las Super Especiales tiene esa retribución inmediata y sensación auténtica de competencia que no se vive en los tramos de terracería; aunque claro, estoy convencido que la experiencia completa de un rally se tiene viviéndolo por todos lados.
El evento sirvió para darme cuenta de los límites de mi cámara fotográfica, así que esa imagen de Atkinson cruzando por uno de los vados del circuito fue lo mejor que pude lograr. Nomás que tenga agua la nube y me haré de los huesitos de una Nikon D40x.
Aunque Loeb era mi favorito, llegué a dudar de que pudiera hacer algo después de lo de sus problemas de motor antes del arranque del rally. Ya hasta andaba cambiando mis apuestas por Petter Solberg, pero al final, las cosas se acomodaron y el buen Seb se llevó su segundo rally de la temporada.
Me gustó el resto del podium completado por jóvenes, sobre todo por Latvala, que va en camino en convertirse en la siguiente gran estrella del WRC.
Lástima que tengamos que esperar hasta el 2010 para que regrese el WRC a México. A ver si para entonces agarramos la onda de que si los oficiales nos dicen que nos echemos para atrás o cancelan la etapa (como pasó en el último día de competencia), lo dicen en serio.
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