“Quien te ha visto, amigo, y quien te ve, ¿cómo te va la vida?, a mí me ha ido bien. Tan lejano el paraíso aquel, estoy acostumbrado a vivir al este del Edén”.
Toda persona que haya atravesado con consciencia los ochentas, debe acordarse de esa canción del grupo español La Unión, que aunque se hizo más famoso por la de “Lobo hombre en París”, en 1992 dejaba constancia del apego a la nostalgia y a la inocencia perdida de la infancia.
Pero a veces es positivo que las cosas dejen la etapa de la inocencia. Eso es justo lo que le ha pasado, ya desde un buen rato, a la Feria Nacional del Libro de León, que abrió su vigésima edición, con un rostro radicalmente distinto al de aquella primera edición arrancada el 25 de mayo de 1990.
Sólo 4 mil metros cuadrados de superficie, 47 expositores y 25 grupos artísticos, fueron las modestas cifras de aquella incipiente feria, a la que le costó bastante hacerse comprender y apreciar por un público, que fuera de la Feria de León, pocas razones tenía en el año para ir al Centro de Exposiciones y Convenciones, además de SAPICA y ANPIC.
Mucho ha llovido desde entonces. El Centro de Exposiciones ya no se llama así; la Feria tampoco y esas cifras iniciales se han más que duplicado en la actualidad. La cantidad de gente que entra en un solo fin de semana de la FeNaL rivaliza con las 18 mil personas que acudieron, en total, a esa edición inaugural de la fiesta de los libros.
Hoy en día, ni quien lo dude, la Feria del Libro es parte fundamental del capital cultural de la ciudad. Es una oportunidad única para convertir en fiesta la palabra; para cultivar la curiosidad y creatividad de los niños; para ofrecer un rostro distinto de los libros a los jóvenes; para hacer convivir a las familias y para que los lectores se encuentren con los hacedores de palabras.
Por dos décadas, decenas de instituciones se han visto involucradas en la realización de esta gran fiesta, que sin embargo no estará completa hasta que usted, su familia, sus amigos, la hagan suya. ¿Qué espera? Dese una vuelta por la Feria del Libro. Si puede comprar libros, hágalo, y si no, por lo menos déjese abrazar por la experiencia, que seguro algo dentro de usted se moverá.
¿Dónde andarán?
Si uno mira el programa artístico de las primeras ediciones de la Feria del Libro, de inmediato le nacerá la curiosidad por saber qué se han hecho algunos personajes que eran “habitúes” del festejo, como Briseida Zepeda, quien mantenía la librería que había en la Casa de la Cultura y en sus ratos libres era cuenta cuentos; el grupo de rock Factotum, que todas las noches sembraba el ruido afuera del Conexpo con “Suena el esqueleto” ¡una década antes de que se hiciera éxito!
El grupo de Títeres MUF hace siglos que no se presenta en León, a pesar de que solía ser un estelar de la Feria, junto con Marionetas de la Esquina o Pepe Frank y Teja la Coneja.
¿Usted de quien se acuerda?
Enhorabuena por MEVAC
La semana que termina es muy significativa para Música Esperanza de Vida, este noble esfuerzo civil leonés por ayudar a que niños de zonas marginadas tenga una posibilidad de mejorar sus vidas, a través de la música.
El núcleo de La Trinidad y Santa Ana del Conde ya empezó los ensayos generales de su orquesta infantil, que trabajará afanosamente en miras a dar su primer concierto en diciembre y, además, enviar una comitiva al próximo encuentro de Núcleos Comunitarios de Enseñanza Musical, en Chihuahua.
En otro frente, inició sus actividades el núcleo de la colonia El Castillo Azul, que recibió el apoyo del Sistema Nacional de Fomento Musical de Conaculta y cuenta ya con 70 instrumentos, con los que han comenzado a recibir clases igual número de niños; mientras que cerca de 200 más, entrenarán para conformar un coro.
Pero no crea que la tarea está concluida. MEVAC todavía requiere del abrazo y el apoyo de la sociedad para que esta semilla que está germinando llegue a florecer por completo. Todos podemos ayudar, ya sea en especie, en efectivo o con nuestro tiempo para ser voluntarios. Apúntese.
Publicado en A.M. León el 13 de junio de 2009.
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