Por edad, yo no era consciente cuando pasaron a mejor vida Elvis Presley o John Lennon, así que nunca me había tocado conmocionarme por la muerte de una figura pop de talla universal, hasta que este 25 de junio murió Michael Jackson.
Su muerte me tocó, porque con todo y lo quimérico y freak de su personalidad; su música y sobre todo, sus videoclips, dejaron huella en mi vida. Yo fui de los que se quedaron tirando baba con el video de "Thriller" y que después estaba expectante de sus futuros videos, porque sabía que el señor iba por todas las canicas.Tardé tiempo en entender que no, no todos los artistas hacían videoclips como Michael Jackson.
Discográficamente, yo fui fan de Jackson, sólo entre "Bad" y "History". De algunas de mis quincenas salió para comprar, en casette, los álbumes "Dangerous", "History" y un EP de mixes de "Remember the time", donde esa cadencia del New jack swing todavía me hace mover el pie. Y recuerdo que la película "Moonwalker" la ví dos veces, cuando el Cine Extrella todavía tenía la talla XXL de los cines de antes.
Conforme crecí, fui dejando atrás a Jackson; como supongo que lo había hecho todo el mundo hasta que anunció su regreso a los escenarios, aunque si me topaba con algún video suyo (que no fueran los temas melosos) en Vh1, no perdía la oportunidad de releerlo.
Por lo estrambótico de su existencia, me dio la impresión de que Jackson sólo fue verdaderamente feliz sobre el escenario: ahí se transmutaba en un auténtico mago, en un vórtice de energía y sorpresa, en un icono en movimiento.
Me apena muchísimo las circunstancias de su muerte, pero celebró que que nos haya dejado ver, a los que no crecimos con Elvis, lo que es ser un Rey del Pop.
junio 30, 2009
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