Leve, leve. Ese sería el mejor calificativo para la jornada inaugural del 37° Festival Internacional Cervantino. Mientras caminaba a la Alhóndiga de Granaditas llegué a preguntarme si el día o la hora estaban correctos. La verdad es que la atmósfera era de Cervantino, pero de tarde del primer lunes, no de la Inauguración.
No había muchedumbre ni aparatos de seguridad tan aparatosos como antes. Es más, 10 minutos antes de empezar, sólo habíamos media docena de periodistas y varias de las filas superiores de gradas estaban técnicamente desiertas. ¿Habrá tenido que ver que a esa hora había también el vibrante partido México-Trinidad y Tobago?
"Ravel", de Theatre Sans Fil, fue el espectáculo inaugural. Dividido en dos partes, la primera fue linda, pero sin nada de factor "Guau" (el "Bolero" bailado por un lienzo de tela camaleónico). La segunda, "El niño y los sortilegios" fue donde la compañía quebecoise mostró el sello imaginativo y refinado por el que se ha hecho famosa, con personajes encantadores y acertadas soluciones escénicas.
Fue toda una apuesta del Cervantino elegir un espectáculo de marionetas como inaugural. No recuerdo yo que haya sucedido algo parecido en el pasado, pero ya quedó el precedente. Yo sí creo que la inauguración te debe dejar sin aliento, que sea algo que te "vuele la cabeza", pero bueno, no todos empezamos las fiestas del mismo modo.
Foto: Cortesía FIC
octubre 15, 2009
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