La nota salió el fin de semana en El Universal y fue pronto replicada en otros medios: Dora la Exploradora, uno de los personajes animados más populares del segmento preescolar de Nickelodeon, va a cambiar de look para finales de año, en un intento de "modernizarla" y "hacer que crezca junto con sus fans".
La pequeña exploradora que ayuda a los niños latinos a aprender inglés (y viceversa en el otro lado del Bravo), no ha revelado más que su silueta, que hace pensar de inmediato en las Bratz. Y obvio, a muchos padres de familia no les ha hecho la más mínima gracia.
Esto es puro marketing. Eso de que los personajes animados tienen que crecer me parece sin mucho sustento. Si a esas vamos, Bart y Lisa Simpson ya deberían estar casados; la Pantera Rosa debería usar silla de ruedas y El Coyote y el Correcaminos yacer debajo de una lápida. Yo creo que más bien, cuando un niño crece no necesita que sus personajes crezcan con él, en su seno hay reformas más profundas: cambia de personajes y ya. De Go Diego Go! se pasa a los Power Rangers y de ahí a los Hombres X, por decir algo.
A mí tampoco me cuadra esa noticia, pero sé que Nick y Mattel están condenados al fracaso con esa idea. Ningún personaje que "haya crecido" ha sido exitoso y ejemplos nos sobran: desde los nenes Picapiedra que se hicieron adolescentes ñoños, hasta las Chicas Súper Poderosas o los Rugrats, que se volvieron aún más olvidables ahora que son más grandecitos.
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