Es Semana de Pascua. Las noticias escasean, por eso no es raro que asuntos curiosos como los "circos piratas" alcancen tanta relevancia, aunque no tanta como el nuevo atentado a nuestro sacrosanto nacionalismo orquestado por la franquicia española de Burger King, promocionando la Texican Whoopper.
Ya han de estar al tanto de este nuevo desgarre de vestiduras por "la falta de respeto a nuestros símbolos patrios" y que de Burger King ya le metió reversa a esta campaña "denigrante".
Personalmente, siento que nuestro nacionalismo debe andar muy de capa caída como para que algo así le provoque urticaria. No puede ser que nos funcione muy bien el sentido del humor para representar a los gallegos como los representamos en comerciales y programas de comedia (y hasta ahora Galicia no nos ha demandado), pero no en estas cosas.
Para buscar cosas que atentan contra el ideal de mexicano, no necesitamos ir tan lejos. En nuestra propia casa sobran: desde el Gober precioso hasta las enésimas reencarnaciones de los programas de baile y canto de nuestra TV.
Además, hay que leer la campaña de Burger King de manera integral y contextualizada. El puro cartel puede dar una lectura errada, pero si lo completamos con el spot televisivo, vemos que la idea es en realidad una simpática aplicación del principio dramático número 3: la pareja dispareja. En Isopixel tampoco creen que sea para tanto.
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