Si acaso no se ha enterado, ya inició el Festival Internacional de Arte Contemporáneo, una de las tres únicas ocasiones en el año en León (junto con el Cervantino y
El gran reto para el FIAC, ahora que ha retomado gran parte de la audacia y espíritu experimentador de sus primeras ediciones, es reconquistar a su público y acrecentarlo, más en estas nuevas fechas que podrían parecer tan poco ventajosas, pues apenas estamos regresando de vacaciones.
Con todo, el festival nos ha dado para ver cómo las vanguardistas que veíamos tan lejanas terminan con alcanzarnos. Algo que me llamó poderosamente la atención el día de la inauguración, fue el enjambre de teléfonos celulares y computadoras de mano que apuntaban al escenario donde actuaban Juan Sorrentino y Pepe Marriot para captar un video o una foto del momento.
Ese suceso tan trivial ahora, era impensable en 1994, cuando el FIAC realizó su primera edición. En aquel entonces los teléfonos celulares aún no eran artículos tan accesibles y eran ladrillotes de medio kilo que muy apenas servían para hacer llamadas telefónicas. Parece un abismo cronológico, ¡pero son sólo miserables 12 años!
Esa rápida apropiación de la tecnología es una de las cuestiones que el arte actual ha abordado de mil formas y el hecho de que hubiera decenas de pantallitas LCD iluminadas entre el público en
Que la música electrónica volviera por sus fueros era uno de los pendientes de las últimas ediciones del FIAC, dada la gran trascendencia e impacto que tiene actualmente, donde no sólo es huésped de todo antro, sino también de otros festivales artísticos en el país y el mundo.
Aunque claro, este género acústico puede con toda justicia hacer suyo el popular dicho aquél de “aunque todos somos de barro, no es lo mismo bacín que jarro”, pues no es lo mismo un “punchis punchis” anodino y repetido por moda hasta la saciedad, que introspecciones atmosféricas más elaboradas como las de “Electrolinving + Autonomía”, el espectáculo inaugural.
Otro rasgo notable del inicio del FIAC (aparte de la irreverente aparición de la “Drag Queen” que explicaba los dibujos de Mario Méndez en
Siempre es bienvenido el patrocinio de las compañías privadas a un evento cultural (aunque tristemente es más fácil que patrocinen a un equipo de futbol llanero que un concierto, quién sabe por qué), pero aportar recursos creativos como lo hizo la empresa dirigida por Lalo Pons es un ejemplo digno de imitar.
Joyas escondidas
Algunos de los tesoros del actual FIAC no están en el flamante programa de espectáculos que desfila por los teatros Doblado y María Grever (los escaparates de lujo), sino un poco más escondidos.
Una de estas gemas es el ciclo cinematográfico dedicado al vanguardista realizador estadounidense Stan Brakhage, un cineasta casi legendario que fue el patriarca del género experimental en su país, gracias a su trabajo silencioso en un pueblito de Colorado, donde hacía cine de una forma muy particular: interviniendo físicamente la película: rayándola y coloreándola, además de editar frenéticamente y renunciar a todo afán narrativo.
No es fácil proyectar sus trabajos (que van de los pocos segundos hasta las 4 horas de duración), dado el celo con que sus herederos custodian su obra, por lo que el hecho de que el FIAC haya podido programar un ciclo con ellos es algo bastante notable y que provocaría las envidias de no pocos festivales fílmicos.
Los trabajos de Brakhage son demandantes con el espectador pero si quiere ser alternativo sin que le duela, puede acudir a Cinépolis Centro Max, donde se estarán proyectando tres de las películas más famosas del director chino Wong Kar-wai, actual presidente del jurado del Festival de Cannes. No se arrepentirá.
Publicado en AM León, el 29 de abril de 2006.
1 comentario:
wey....
La patria y todos los que nos encata como escribes eh???
Bueno esperemos que sea cierto y espero lo mas nuevo, saludos a tus amores
Besos
Lety
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