La que es considerada la mayor obra cultural del gobierno de Vicente Fox es la más ambiciosa biblioteca en Latinoamérica, merced a su medio millón de volúmenes de acervo inicial (que se ampliarán hasta los 2 millones en el transcurso de los próximos 0 años) y su capacidad para atender a casi 5 mil personas simultáneamente a través de sus 4 mil puestos de lectura y sus 700 terminales de computadora.
Aunque encomiable y digna de festejo,
Quién esto escribe escuchó alguna vez de boca de uno de los funcionarios del Guggenheim Bilbao, que el proyecto del ejemplar museo vasco enfrentó en sus inicios también muchas críticas, “sobre todo de los opositores al gobierno, puesto que esa es su tarea, oponerse”.
¿Se debió abrir una megabiblioteca o miles de minibibliotequitas? La opción número para acá su servidor es: una megabiblioteca y (así con conjunción) miles de bibliotequitas. Dado que eso es confiar demasiado en los Reyes Magos, mi preferencia número dos es una megabiblioteca.
Explico por qué. Los grandes proyectos son siempre más difíciles de poner en marcha, requieren mucha voluntad política y cierta dosis de audacia para saber afrontar las voces discordantes. Cualquier presidente va a inaugurar 100 minibibliotecas y si no las inaugura, pues apenas y alguien le reclamará.
Pero cuando se tiene la oportunidad de un megaproyecto, hay que apostar por él, porque quizá nadie más lo vaya a acometer en el futuro. No sabemos cuando se van a alinear todos las esferas siderales necesarias para que un proyecto de la talla de
Necio es pretender que con sólo una megabiblioteca en la capital del país se puedan superar los modestos índices de lectura en el país. Esa es tarea para cuaderno profesional. Pero tampoco se puede menospreciar el papel simbólico y motivador que da tener una biblioteca de esa envergadura. ¿No es factible pensar que habiéndose demostrado que se puede hacer una megabiblioteca en el DF, surja el gusanito por hacer una parecida en provincia?
Más de alguna vez habremos leido esos comentarios de “Línea Directa” donde alguien se queja de que se construya cualquier cosa, “habiendo tantos baches que tapar”. La verdad es que si nos la pasamos tapando los baches nunca acabaremos de todos modos con ellos y sí cancelaremos las oportunidades más grandes, aquellas que jamás se logren repetir.
Concluyendo. No hay que cegarse a las posibles debilidades que pudiera tener un proyecto como
Ya viene
Este lunes se presenta el programa de la nueva edición de
Ya el año pasado
Publicado en AM León el 20 de mayo de 2006.
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