Quizá ya no somos tan mochos como nos pintan. Este martes se realizó por primera vez una marcha por la diversidad sexual (decir que era sólo gay es inexacto) en León. Yo temí que eso fuera a hacerse una campal entre locas y vestidas y predicadores del centro, pero no. Todo salió mucho más civilizado de lo que me temía.
A veces uno pierde de vista el panorama entre las declaraciones moralistas de funcionarios de gobierno; los exhortos al buen vivir de los líderes religiosos o la velada homofobia de más de un personaje público. Puedo uno llegar a pensar que porque ese tipo de expresiones ganan mucho espacio en los medios, pudieran ser la opinión general de la población; pero no: una gaviota no hace verano, Gerardo Mosqueda no es la conciencia del pueblo e igual y nuestra sociedad se está haciendo verdaderamente más plural y abierta.
Ahora que tampoco se azoten los organizadores de la marcha diciendo que los quisieron bloquear porque había montones de arena a la entrada de la zona peatonal ¡si la Zona Peatonal es un desastre desde hace semanas que empezaron a cambiar el adoquín!
Actualización: Este viernes 30, veo la extensa carta que María Elena Aguado de Cuadra remitió al periódico y... bueno, creo que exageré mi entusiasmo por la aparente apertura de la sociedad. Aún quedan muchas alhóndigas por quemar.
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