Tenía pensado publicar este post el lunes, tan pronto me enteré por el periódico que el León oooooootra vez se había quedado en el camino.
No lo hice porque quería dejar el post de la reunión de mis compañeros de universidad encabezando el blog cuando menos un día. Pasado el "luto", ahí voy.
De pena ajena los acontecimientos que sellaron el partido de semifinales de la división segundona del futbol mexicano entre el León e Indios de Ciudad Juárez. Que desafortunada manera de manejar la frustración por parte de los hinchas y que feo modo de mostrar las carencias de organización y seguridad por parte de la policía municipal que manó a cuidar al estado a sus estudiantes de primer nivel.
Evidentemente hay personas de muy escasa madurez emocional que pierden la cabeza por la derrota de un equipo ¡como el León! Pero no es la primera vez que el curso de las cosas nos muestra que la sociedad local anda depositando expectativas exageradas en el futbol.
Es inconcebible que del lado de las tribunas, ganar o perder sea asunto de vida o muerte, una circunstancia crucial para afrontar la vida diaria; mientras que en el empastado, jugar un partido es simplemente una chamba más; algo que están haciendo once trabajadores de una empresa.
Mientras no se instale en la cabeza del populacho (entiéndase por esto a esa turba que es capaz de agarrar un tubo y ponerse a corretear gente) esa simple y clara realidad, van a seguir pasando esas cosas.
Reitero mi creencia en que el futbol esta sobrevaluado en esta sociedad. Que se ha elevado a dogma social la idea de que "debemos" tener un equipo de fútbol de primera división y que por defender ese sinsentido el gobierno ha consentido demasiado a la empresa que maneja al equipo local (disolver un fideicomiso incómodo, devolver impuestos, apoyar partidas de presupuesto público, etc.) ¿Todo para qué?
Yo no soy optimista, ni siquiera pesimista, soy realista. Son irreconciliables los criterios de una afición como la del León y la de las directivas que ha tenido el equipo. Unos quieren revivir las glorias de antaño y otros simple y sencillamente quieren exprimir el marranito.
A principios de la temporada, cuando el León andaba jugando muy bien, uno de los directivos tuvo la puntada de decir: "En estos momentos, con este paso, el equipo vale millones". Ahora, visto lo visto, ¿vale ya un cacahuate? Pues entonces que aprovechen los verdaderos aficionados para comprarlo y hacer de él lo que no va a hacer nadie que no sea de aquí.
Más aún, ¿no son millones de aficionados al fútbol en este país? ¿A quien le pueden decir que se acabe ese absurdo de la liguilla? Aquí y en China, los deportes que se miden por puntos tiene como campeón al que hizo más puntos. Tan tan. Así de simple, así de sencillo. El futbol español, el inglés, el alemán, le dan su copa al equipo que se partió el lomo TODA la campaña, no a los suertudos de la liguilla.
En cambio aquí, al Santos en la primera y al León en la segundona, ¿de qué les sirvió ser los líderes del torneo? Sólo para obtener el mismo boleto que se ganaron los que de panzazo pasaron por el repechaje. Reitero, yo no soy fan del futbol, pero mantener tal esquema de competencia se me hace tremendamente frustrante para casi todos.
Y como este post se ha hecho tremendamente largo, sólo quiero decir que este año tuvimos a dos grupos teatrales en la Muestra Nacional de Teatro; que hace algunos años teníamos en el estado a la mejor orquesta sinfónica de provincia; que hace poquito un compositor leonés se ganó un concurso internacional en Rusia... y casi nadie dijo nada. Pero se presenta cada semestre el equipo León, y allá vamos todos como borregos.
¿Estamos poniendo nuestras expectativas y motivos de orgullo como ciudad en el lugar correcto?
Foto: AM León
No hay comentarios.:
Publicar un comentario