noviembre 16, 2006

Cervantino. Día 10.

Un día para llorar. Un inexplicable atorón en la carretera, poco antes de llegar a Silao me impide llegar a la función de “Fausto al cubo” que debía cubrir en la tarde y el alargado tormentón que cayó en la noche, hizo que se cancelara el espectáculo de Cornisa 20 en San Roque que constituía mi segunda asignación.

Tremendamente frustrante. No recuerdo cuando fue la última vez que la lluvia hizo cancelar un evento del Cervantino y desde que lo cubro hace seis años no me había tocado tanta agua.

El atorón de la carretera fue inexplicable porque una vez que pasé el punto conflictivo no ví choques, atropellados, hombres trabajando, ovnis caídos sobre vochos o rocas gigantes deslavadas. Nada. Parece que todo mundo simplemente se puso a rodar a 2 kilómetros por hora con el expreso propósito de reventarme el hígado.

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