Tampoco piso Guanajuato de manera oficial este día. Cubro la inauguración del FIC en León, que desde hace cinco años es sede del Festival. El Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández es el culpable de haber agotado las localidades.
La función de esta compañía en el FIC es casi como la de los “Entremeses”, una representación ritual que casi no varía de año a año. Si lo viste en el FIC de 1999, ya lo viste en el de 2006.
Me parece que el BFM anda dando el “viejazo” como lo hizo, en su campo, el Ballet Nacional de México de Guillermina Bravo. Lo digo porque hace poco más de 15 días vi en el mismo Teatro Doblado a la Compañía Nacional de Danza Folclórica de Nieves Paniagua y me pareció mucho más fresca y propositiva. Es más, la “Danza del Venado”, tradicional joya de la corona de la compañía de doña Amalia, estuvo mejor bailada, y con mucho, con el solista de doña Nieves.
Con todo, que padre que el teatro se llene con tan heterogénea audiencia. Hasta Don Sebas, el gentil taquero de quien hablé en mi segunda columna para el AM, me presumía desde hace días que él ya tenía sus boletos.
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