El pasado domingo 24 inició una nueva "batalla por el rating" en los dos canales principales de la televisión abierta mexicana: Televisa inició su reality para formar un nuevo grupo Timbiriche (¿para qué? Ya el primero era suficientemente prescindible) y TV Azteca empezó la versión tenochca de High School Musical.
Precisamente por esos "duelos dominicales" de telebasura es que en mi familia decidimos que los 250 pesos mensuales del cable eran una magnífica inversión. Estoy verdaderamente complacido de haberme liberado de tantas cosas que anteriormente había que soportar porque no había más (o no llegaban por la pésima señal, ¿me estás oyendo TV Cuatro?).
Aún así, al salir a cenar, me tope con la cosa esa de Timbiriche en el local al que acudimos. ¡¡¡Pero qué pena!!! Vamos de mal en peor. Hacer de eso un concurso de talento es como querer hacer pozole sin maíz cacahuazintle.
En mis días universitarios, de furor anti Televisa, en Espacio los ejecutivos de la televisora se defendían de las críticas sobre la calidad de su programación diciendo que "Es lo que la gente quiere". Yo me pongo a pensar si los 60 canales que llegan por cable fueran de libre acceso, ¿la gente seguiría prefiriendo Timbiriche, High School, La Academia o Bailando por un sueño?
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