Viernes por la tarde. Me toca mi primera jornada de cobertura del Cervantino en Guanajuato capital.
No me sorprende la ausencia de tumultos, porque ya se sabe que el primer fin de semana todavía no se deja caer la raza adolescente por acá. Tan tranquila anda la cosa que hasta los hoteleros andaban preocupados porque sus índices de reservaciones para sábado y domingo no pasaban del 30% y hay hostales donde de plano nadie ha pedido cuartos.
Lo que sí me llamó la atención es llegar al Estacionamiento Las Huertas (por norma llego directamente aquí, porque no hay nada más irritante que perder más de un hora tratando de buscar un huequito gratis en la calle).
Todavía recuerdo sus primeros años en que se anunciaba con volantes diciendo "Siempre tenemos lugar" y en efecto, aún en los días más ajetreados era posible encontrar un cajón en este estacionamiento, pero ya el año pasado me tocó ver el letrero de "Cupo completo".
Y esta vez, aunque sí entré, me tocó literalmente el último cajón disponible ¡a las 5:30 de la tarde! No lo podía creer. Eso me abre muy negras sospechas sobre lo difícil que podría ser estacionarse la próxima semana. Tal parece que no importan cuantos estacionamientos se abran en Guanajuato, siempre harán falta más.
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