Es imposible. Pienso en Rossini y de inmediato me suena en la cabeza la sabrosamente machacona obertura de "Guillermo Tell" (Ahioooooo, silver) y pienso más, y me brincan las notas chacoteras de "El Barbero de Sevilla", así que al ver que lo que me tenía el domingo 14 en Valenciana era una obra de música sacra de este compositor italiano, se me despertó enormemente la curiosidad.
Fue la "Pqueña Misa Solemne"; que como decía su autor no era tan pequeña (80 minutos), ni tan solemne, sobre todo por los vivos vuelos solistas que remitían inmediatamente a las óperas de Rossini. Fue un buen espectáculo despachado por el Cuarteto Arveiros en Valencia, una ensamble vocal en el que estan Verónica Alexanderson e Irasema Terrazas, dos cantantes a las que les está yendo muy bien.
De ahí brincamos al Teatro Principal, donde Betsy Pecanins hizo el gasto en el concierto conmemorativo de sus 30 años en México. Fue la Betsy de siempre, con voz honda y bluserísima (y con varios gallos que fue imposible pasar por alto). Me pareció que fue un montaje musical pensado en grande, con una super banda que estuvo muy lucida (algunos hasta de más, como el guitarrista que bien rock-star, era el único que tenía asistente para cosas muy bobas: acomodarle el micrófono cuando pasaba al frente para sus solos (si no es la estrella, yo digo que se tenía que haber quedado plantado en su lugar), desenredarle el cable o cambiarle la guitarra (alguna obsesión freak, porque a mi me sonaban exactamente iguales).
Fuera de Betsy, que estuvo bien como siempre (especialmente con sus combinaciones de ranchero y blues), yo pienso que la noche fue de xx, el master de la armónica sin cuyo toque el platillo hubiera quedado muy insípido.
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