Este fin de semana terminó la I Bienal Internacional de Escultura en León, un evento inédito en que una decena de escultores de varios países estuvieron trabajando en la Calzada de los Héroes para producir igual número de esculturas en metal. Durante el transcurso del evento no quise opinar mucho porque, aunque la considero una iniciativa valiosa y con mucho potencial, siempre me pareció que estaba muy golpeada por el amateurismo.
El proyecto salió casi de la nada hace como seis meses y lo llamativo fue que no estuvieron involucrados en él, ya no digamos las instituciones oficial de cultura; sino personajes más allegados al mundillo cultural local. Fuera de Ricardo Motilla, quien representó a León entre los escultores, jamás había oído hablar de ninguno de los involucrados en la planeación y organización del evento.
Ya para el año próximo, los organizadores están hablando de hacer una Bienal Nacional. Creo yo que la evolución del proyecto debía haber sido al revés: hacer primero un evento más acotado "de calentamiento" y después lanzarse a una Bienal Internacional. En esta ocasión, hubo que esperar prácticamente hasta la apertura para saber realmente qué escultores venían, pues entre que el peruano no conseguía visa; que del armenio ya nadie dijo nada y que de México se agregó un escultor más, era muy difícil estar al tanto ¡hasta para el presidente del evento!
Creo yo que en general se vieron muchas ganas y buena voluntad, pero faltó ajustar tuercas. Flaco favor le hicieron al evento la mala calidad del espectáculo inaugural (no, no voy a decir nada); la desastrosa impresión de su folletito con la programación oficial; las vaguedades de este; lo pastiche que se veía la "Muestra Gastronómica y Artesanal" (Deberíamos hacer un frente cívico para evitar que tres puestos de tacos sean nombrados "Muestra Gastronómica"); el hecho de que hasta un día antes los periodistas supimos cómo iba a estar la inauguración; que la página web del evento parecía no haber sido tocada desde agosto y que se hiciera un programa de conferencias en una locación tan totalmente fuera de los usos y costumbres del público: la Fundación Es-Cultura, en una casa de la calle Olimpo, en La Martinica.
También está una gran duda: ¿a dónde van a ir las esculturas producidas? Según esto todavía se está analizando en que puntos de la ciudad estarán emplazadas finalmente. Repito, me parece una iniciativa muy valiosa, pero también me dio la impresión de que fue un evento realizado un tanto apresuradamente.
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2 comentarios:
tienes razon, un esfuerzo loable por incentivar la escultura , y coincido,hubiera sido mejor, desde mi punto de vista, empezar de menos a mas.
De igual forma deberia evitarse que la zona de la calzada se llene de changarros disque gastronomicos, aunque por ahi decian que era parte del show, en una clara alusiuon al proceso de creacion de una pieza escultorica al proceso de elaborar una queka.
pero bien por los organizadores,
saludos
joe, gracias mil por la difusion de la conferencia!
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